(1 Sam. 12:1) Entonces Samuel dijo a todo Israel: He aquí, yo he escuchado vuestra voz en todo lo que me dijisteis, y he puesto rey sobre vosotros. (2) Y he aquí, ahora el rey va delante de vosotros. Yo ya soy viejo y lleno de canas, y he aquí, mis hijos están con vosotros. Yo he andado delante de vosotros desde mi juventud hasta hoy.
En cierta forma, Samuel reclama al pueblo por
haberlo rechazado.
(1 Sam. 12:3)
Aquí
estoy; testificad contra mí delante del SEÑOR y delante de su ungido. ¿A quién
he quitado buey, o a quién he quitado asno, o a quién he defraudado? ¿A quién
he oprimido, o de mano de quién he tomado soborno para cegar mis ojos con él?
Testificad, y os lo restituiré.
El pueblo aclara que Samuel ha sido un buen
líder.
(1 Sam. 12:4-5) Y ellos dijeron: Tú no nos has defraudado ni oprimido, ni
has tomado nada de mano de ningún hombre.
(5) Y él les respondió: El SEÑOR
es testigo contra vosotros, y su ungido es testigo en este día que nada habéis
hallado en mi mano. Y ellos dijeron: El es testigo.
El problema no era Samuel, sino los “hijos de
Samuel” , tal como lo vimos en el capítulo 8.
(1 Sam. 8:1-7)
Y
aconteció que cuando Samuel era ya viejo, puso a sus hijos como jueces sobre
Israel. (2) El nombre de su primogénito era Joel, y el
nombre del segundo, Abías; éstos juzgaban en Beerseba. (3)
Pero sus hijos no anduvieron por los caminos de él, sino que se
desviaron tras ganancias deshonestas, aceptaron sobornos y pervirtieron el
derecho. (4) Entonces se reunieron todos los ancianos de
Israel y fueron a Samuel en Ramá,
(5) y le dijeron: Mira, has
envejecido y tus hijos no andan en tus caminos. Ahora pues, danos un rey para
que nos juzgue, como todas las naciones.
(6) Pero fue desagradable a los
ojos de Samuel que dijeran: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró al
SEÑOR. (7) Y el SEÑOR dijo a Samuel: Escucha la voz del
pueblo en cuanto a todo lo que te digan, pues no te han desechado a ti, sino
que me han desechado a mí para que no sea rey sobre ellos.Samuel hace un poco de historia, para que los israelitas entren en perspectiva.
(1 Sam. 12:6-11) Entonces Samuel dijo al pueblo: El SEÑOR es el que designó a Moisés y a Aarón, y el que sacó a vuestros padres de la tierra de Egipto. (7) Ahora pues, presentaos para que yo argumente con vosotros delante del SEÑOR acerca de todos los hechos de justicia del SEÑOR que El ha hecho por vosotros y por vuestros padres. (8) Cuando Jacob fue a Egipto y vuestros padres clamaron al SEÑOR, el SEÑOR envió a Moisés y a Aarón, quienes sacaron a vuestros padres de Egipto y los establecieron en este lugar. (9) Pero ellos olvidaron al SEÑOR su Dios, y El los vendió en manos de Sísara, jefe del ejército de Hazor, en manos de los filisteos y en manos del rey de Moab, los cuales pelearon contra ellos. (10) Y clamaron al SEÑOR, y dijeron: "Hemos pecado porque hemos dejado al SEÑOR y hemos servido a los baales y a Astarot; pero ahora, líbranos de la mano de nuestros enemigos, y te serviremos." (11) Entonces el SEÑOR envió a Jerobaal, a Bedán, a Jefté y a Samuel, y os libró de la mano de vuestros enemigos en derredor, de manera que habitasteis con seguridad.
Este capítulo marca efectivamente el punto de
transición entre jueces y reyes. Se cierra el período de los jueces, y da
inicio una nueva etapa en Israel: la
época monárquica. Antes los israelitas habían
buscado a los jueces para ser guiados y ser liberados de los enemigos. Pero ahora quieren rey.
(1 Sam. 12:12-13) Cuando visteis que Nahas, rey de los hijos de Amón, venía
contra vosotros, me dijisteis: "No, sino que un rey ha de reinar sobre
nosotros", aunque el SEÑOR vuestro Dios era vuestro rey. (13)
Ahora pues, aquí está el rey que habéis escogido, a quien habéis pedido;
he aquí que el SEÑOR ha puesto rey sobre vosotros.
Samuel les señala que el problema no está en
pedir rey, sino que pidieron un rey “humano”, en lugar de reconocer que DIOS es
su Rey. Dios pone líderes para que nos guíen. Pero en ninguna forma quiere que estos líderes tomen el lugar que le pertenece sólo a Dios en nuestros corazones.
RAIZ
DEL PROBLEMA
Samuel aclara que la raíz del problema no es
tener rey o juez. El problema radica en
el pecado del pueblo. (1 Sam. 12:14-15) Si teméis al SEÑOR y le servís, escucháis su voz y no os rebeláis contra el mandamiento del SEÑOR, entonces vosotros, como el rey que reine sobre vosotros, estaréis siguiendo al SEÑOR vuestro Dios. (15) Pero si no escucháis la voz del SEÑOR, sino que os rebeláis contra el mandamiento del SEÑOR, entonces la mano del SEÑOR estará contra vosotros, como estuvo contra vuestros padres.
Si obedecen, les irá bien.
Si desobedecen, vendrán consecuencias—con rey
o sin rey.
SEÑAL
DE LOS CIELOS
Samuel pidió al Señor que enviara una señal
del cielo para que les fuera confirmado que lo que les decía era la
verdad. (1 Sam. 12:16-18) Presentaos ahora, y ved esta gran cosa que el SEÑOR hará delante de vuestros ojos. (17) ¿No es ahora la siega del trigo? Yo clamaré al SEÑOR, para que mande truenos y lluvia. Entonces conoceréis y veréis que es grande la maldad que habéis hecho ante los ojos del SEÑOR, al pedir para vosotros un rey. (18) Clamó Samuel al SEÑOR, y el SEÑOR envió aquel día truenos y lluvia; y todo el pueblo temió grandemente al SEÑOR y a Samuel.
En Israel, el tiempo de la siega de trigo es
al inicio del verano, y en esa época no llueve. Con la señal de los truenos y la lluvia, Samuel
quería que el pueblo no perdiera de vista que Dios es quien está en control, no
el rey humano.
La cosecha del trigo también está relacionada
con la Fiesta de Semanas o Pentecostés (heb. Shavuot). Es la fiesta que recuerda la entrega de la
Torá en el Monte Sinaí. [para más información, visiten el siguiente link: http://citadivina.blogspot.com/2010/05/fiesta-de-las-semanas-o-pentecostes.html
]. El mensaje sigue siendo el mismo: si
obedecen, les irá bien; si desobedecen, tendrán consecuencias.
Evidentemente el pueblo de Israel entendió el
mensaje, pues reconocieron que habían actuado mal, y se arrepintieron.
(1 Sam. 12:19)
Entonces
todo el pueblo dijo a Samuel: Ruega por tus siervos al SEÑOR tu Dios para que
no muramos, porque hemos añadido este mal a todos nuestros pecados al pedir
para nosotros un rey.
El pueblo había actuado mal, pero lo
importante es que no se olvidaran de Dios.
(1 Sam. 12:20-25) Y Samuel dijo al pueblo: No temáis; aunque vosotros
habéis hecho todo este mal, no os apartéis de seguir al SEÑOR, sino servid al
SEÑOR con todo vuestro corazón.
(21) No os debéis apartar, porque
entonces iríais tras vanidades que ni aprovechan ni libran, pues son
vanidades. (22) Porque el SEÑOR, a causa de su gran nombre,
no desamparará a su pueblo, pues el SEÑOR se ha complacido en haceros pueblo
suyo. (23) Y en cuanto a mí, lejos esté de mí que peque
contra el SEÑOR cesando de orar por vosotros, antes bien, os instruiré en el
camino bueno y recto. (24) Solamente temed al SEÑOR y servidle en verdad
con todo vuestro corazón; pues habéis visto cuán grandes cosas ha hecho por
vosotros. (25) Mas si perseveráis en hacer mal, vosotros y
vuestro rey pereceréis.
Samuel iba a seguir sirviendo como profeta
mientras viviera. Él iba a seguir hablando
palabra profética que Dios le revelara (gr. Rhema), e iba a seguir enseñando
al pueblo la Torá (gr. Logos). Sin embargo, a partir de ese momento, él tomó
un segundo plano en el liderazgo de Israel, pues ya tenían rey. Aun así, Samuel aprovechó el momento para aclararles
que la verdadera y máxima autoridad de Israel no es el rey Saúl, sino el SEÑOR Dios de Israel.
Interesante reflexion biblica, Dios nunca debe ser puesto en segundo plano, El es el era, el que es, el todopoderoso!
ResponderEliminarExcelente estudio. Dios les bendiga.
ResponderEliminarSiii ,Dios es soberano y El es que tiene que gobernar y reinar en nuestras vidas. Excelente estudio.
ResponderEliminarEs importante reconocer que Dios siempre fue, es y será misericordioso.
ResponderEliminarRazón por la cual Él siempre está presente en la historia del pueblo, en nuestra vida. Una excelente reflexión
Por qué a Dios le es tan importante que lo adoremos. Siendo el supuestamente tan grande
ResponderEliminarDios merece que le adoremos por quién Él es. Pero no es que Él "necesite" nuestra adoración, sino que somos nosotros quienes necesitamos reconocer quién Él es, por nuestro propio bien.
EliminarEl Señor siempre está en control y dependemos siempre de El.
ResponderEliminarMUY BUENA LECCION Y COMENTARIO.SEA EL NOMBRE DE JEHOVAH BENDITO.
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