HISTORIA
Éfeso era la ciudad más importante de la provincia romana
de Asia Menor (hoy Turquía). Esta región tenía una gran importancia
estratégica, ya que allí convergían el Este y el Oeste. Éfeso estaba ubicada en
la principal ruta de comercio (tanto marítima como terrestre) entre Asia,
África y Europa. Éfeso no se encuentra en la costa, pero estaba conectada con
el mar por un río con un amplio canal.
Éfeso era una ciudad llena de arte, ciencia y cultura, y contaba
con una gran biblioteca. También era la sede de los juegos iónicos,
competencias deportivas similares a las olimpiadas. Allí también se encontraba
el Templo de Diana, el cual era una de las “siete maravillas del mundo antiguo”.
Diana era la versión romana de la diosa griega Artemisa (hija de Zeus y hermana
gemela de Apolo), con algunas variantes. Era considerada la diosa de la
fertilidad, la caza y la guerra. El culto a Diana combinaba ritos religiosos
con actos sexuales realizados con las sacerdotisas del Templo. Estas prácticas
eran populares entre los griegos y romanos, pero eran rechazadas por los judíos
y los cristianos.
IGLESIA EN EFESO
La iglesia cristiana de Éfeso llegó a ser la más importante
de la región. Pablo pasó mucho tiempo allí, más que en ninguna otra ciudad en
sus viajes misioneros. En Éfeso fueron discipulados muchos líderes que luego
partieron de allí como misioneros para abrir iglesias en otras ciudades.
La primera visita de Pablo a Éfeso fue
al final de su segundo viaje misionero (52 d.C.—Hechos 18:19-21), aunque en esa
ocasión no permaneció mucho tiempo allí. En su tercer viaje misionero, Pablo
regresó a Éfeso para enseñar en la sinagoga, y les compartió que Jesús era el
Mesías tan esperado. Unos recibieron el mensaje, pero otros no.
(Hechos 19:8-10)
Entró Pablo en la sinagoga, y por tres meses
continuó hablando denodadamente, discutiendo y persuadiéndoles acerca del reino
de Dios. Pero cuando algunos se endurecieron y se volvieron desobedientes
hablando mal del Camino ante la multitud, Pablo se apartó de ellos llevándose a
los discípulos, y discutía diariamente en la escuela de Tirano. Esto continuó
por dos años, de manera que todos los que vivían en Asia oyeron la palabra del
Señor, tanto judíos como griegos.
En ese tiempo, Dios hizo muchos milagros
a través de Pablo. Hubo quienes quisieron imitar las señales, pero sin creer en
Jesús—y sabemos que eso no funciona…
(Hechos 19:13-17) Pero también algunos de los judíos, exorcistas
ambulantes, trataron de invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían
espíritus malos, diciendo: Os ordeno por Jesús, a quien Pablo predica. Y siete
hijos de un tal Esceva, uno de los principales sacerdotes judíos, eran los que
hacían esto. Pero el espíritu malo
respondió, y les dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo, pero vosotros,
¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo se lanzó sobre
ellos, y los dominó y pudo más que ellos, de manera que huyeron de aquella casa
desnudos y heridos. Y supieron esto todos los habitantes de Efeso, tanto judíos
como griegos; y el temor se apoderó de todos ellos, y el nombre del Señor Jesús
era exaltado.
Tanta gente se volvió creyente en Éfeso,
que disminuyó considerablemente la venta de ídolos de Diana. Muchos se
arrepintieron, y quemaron muchos libros paganos.
(Hechos 19:18-20) También muchos de los que habían creído continuaban
viniendo, confesando y declarando las cosas que practicaban. Y muchos de los
que practicaban la magia, juntando sus libros, los quemaban a la vista de
todos; calcularon su precio y hallaron que llegaba a cincuenta mil piezas de
plata. Así crecía poderosamente y prevalecía la palabra del Señor.
Muchos en Éfeso se beneficiaron de la fe
cristiana, pero los que comerciaban con el culto de Diana se vieron afectados.
Estos comenzaron a perseguir y atacar a Pablo y a sus seguidores (Hechos 19:23-41).
Cuando llego el momento en que Pablo debía partir, él dejó a Timoteo como obispo
de la iglesia de Éfeso (I Tim. 1:1-8). UN tiempo después, Timoteo murió como
mártir, linchado por una multitud. Luego,
el apóstol Juan tomó el liderazgo hasta que fue encarcelado y enviado a Patmos
(que se encuentra a 60 millas mar adentro desde Éfeso).
De todas las epístolas del Nuevo
Testamento, la iglesia de Éfeso recibió muchas de ellas: la epístola de Pablo a
los Efesios, dos cartas a Timoteo, y las tres cartas de Juan. También tuvieron
acceso al Evangelio de Juan y Apocalipsis.
Pablo escribió la primera carta a los Corintios en el tiempo en que él
estuvo en Éfeso.
Veamos ahora la carta que Jesús le envía a la Iglesia de Éfeso…
CARTA A LA IGLESIA
DE EFESO
DESCRIPCIÓN DE
JESÚS
La carta comienza con una descripción
particular de Jesús:
(Apoc. 2:1) Escribe
al ángel de la iglesia de ÉFESO: El que tiene las siete estrellas en su
diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice estas
cosas:
a. “El que tiene las 7 estrellas en su diestra”
En el capítulo 1, Jesús explica lo que
representan las estrellas y los candelabros:
(Apoc. 1:20) El misterio de
las siete estrellas que viste en mi diestra, y de los siete candeleros de oro.
Las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias; y los siete
candeleros que viste, son las siete iglesias.
Las estrellas representan a los
ángeles de las iglesias. “Angel” viene del griego: Agelo, que
literalmente significa: mensajero. Puede referirse a un ser celestial, pero
también puede aplicar a un enviado humano (Daniel 12:3). Ya sea ángel o líder,
este mensajero (“estrella”) lleva un mensaje para cada iglesia. Y este mensaje
no es propio, sino que viene de Dios.
Jesús señala que estos mensajeros están
en su “diestra”, su mano derecha, que representa el poder y la fuerza (1 Cro.
29:11-12). Con su diestra, Dios nos salva (Sal. 98:1).
(Salmo 17:7) Muestra
tus maravillosas misericordias, tú que con tu diestra salvas a los que en ti
confían de los que se levantan contra ellos.
El mensaje que Dios envía a las
iglesias es tanto de aliento como de confrontación. El propósito es que los
creyentes salgan victoriosos, como vencedores. El mensaje sale de la diestra de
Dios, y lleva poder para ser puesto en obra (Salmo 44:1-6; Salmo 118:14-17).
La Diestra de Dios también trae justicia
(Salmo 89:13-14).
(Salmo 48:10) Conforme
a tu nombre, oh Dios, así es tu loor hasta los fines de la tierra; de justicia
está llena tu diestra.
(Isaías 41:10-13) No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo
soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la
diestra de mi justicia. He aquí que todos los que se enojan contra ti serán
avergonzados y confundidos; los que contienden contigo serán como nada y
perecerán. Los buscarás, y no los hallarás, los que tienen contienda contigo,
serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen guerra. Porque yo
Jehová tu Dios sostendré tu mano derecha, diciendo: No temas, yo te
ayudaré.
Es importante entender este mensaje,
ya que vendrán días en que sentiremos que todo está “fuera de control” y
parecerá que la injustica está triunfando. Dios lo permitirá por un tiempo,
pero al final triunfará la justicia cuando el Señor manifieste Su mano en todo
el mundo. Mientras tanto, nosotros debemos confiar que Él nos ayudará en el
camino.
b. “El que anda en medio de los 7 candeleros de oro”
Ya vimos que
los siete candeleros de oro representan a las iglesias. Jesús les hace saber que Él está en medio de Su Pueblo.
(Mateo 18:20) Porque
donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de
ellos.
(Deu. 23:14) Porque
Jehová tu Dios anda en medio de tu campamento, para librarte y entregar a tus
enemigos delante de ti; por tanto, será santo tu campamento; para que Él no vea
en ti cosa inmunda, y se vuelva de en pos de ti.
Para que la presencia de Dios
permanezca en el lugar, debe haber santidad—porque Dios es santo (I Ped.
1:15-16; Lev. 20:7).
En la próxima entrada terminaremos de examinar el mensaje que Jesús tenía para la iglesia de Éfeso...
Estudios de otros capítulos en la pestaña: APOCALIPSIS
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