Samuel quedó muy triste por eso. Pero un día, Dios le dijo que era hora que se
sacudiera esa tristeza y mirara al futuro…
(I Sam. 16:1) Y Jehová dijo a
Samuel: ¿Hasta cuándo has tú de llorar por Saúl, habiéndolo yo desechado para
que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven; yo te enviaré a
Isaí, de Belén; porque de sus hijos me he provisto de rey.
EL
FUTURO REY DE ISRAEL
Mientras el reino de Saúl iba decayendo, Dios
estaba levantando a otro hombre que se convertiría en el nuevo rey de Israel.
Éstas eran buenas noticias, pero había algo
que le preocupaba a Samuel.
(I
Sam. 16:2-3) Y dijo Samuel: ¿Cómo iré? Si Saúl lo entendiere, me
matará. Jehová respondió: Toma contigo una becerra de la vacada, y di: He
venido para ofrecer sacrificio a Jehová.
(3) Y llama a Isaí al sacrificio,
y yo te enseñaré lo que has de hacer; y me ungirás al que yo te diga.
El próximo rey de
Israel vendría de Belén, en Judá, de la familia de Isaí. Samuel ya sabía a dónde ir, pero debía
hacerlo con cautela. El profeta era
alguien famoso en todo Israel, y su visita no pasaría desapercibida. Belén era un pueblo pequeño, al cual el
profeta no solía visitar. Por lo tanto,
la gente se preguntaría a qué se debía el honor de su visita.
(I
Sam. 16:4-5) Hizo, pues, Samuel como le dijo Jehová: y luego que él
llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron a recibirle con miedo, y
dijeron: ¿Es pacífica tu venida?
(5) Y él respondió: Sí, vengo a
ofrecer sacrificio a Jehová; santificaos, y venid conmigo al sacrificio. Y
santificando él a Isaí y a sus hijos, los llamó al sacrificio.
El pueblo se enteró que
Samuel llegó a Belén a hacer un sacrificio, pero sólo Samuel y la familia de
Isaí sabrían la razón de fondo. El
sacrificio serviría para santificar a Isaí y sus hijos, lo cual los prepararía
para recibir la gran comisión.
MÁS QUE LA APARIENCIA
Uno puede imaginarse
que Samuel comenzó a observar a los hijos de Isaí, y se preguntaba cuál de
ellos sería el elegido. La opción más
lógica sería el primogénito.(I Sam. 16:6) Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido. (7) Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo he rechazado; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; porque el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
El ser humano tiende a
juzgar por las apariencias, porque eso es lo que vemos a primera vista. Pero Dios nos enseña a ver más allá, tal como
Él lo hace.
(Proverbios 31:30) Engañosa es la gracia, y vana la hermosura: La mujer que
teme a Jehová, ésa será alabada.
[Este principio aplica
tanto a mujeres como a hombres].
Dios no escoge basado
en la belleza ni en la inteligencia. Lo
que Él busca es a alguien que tenga temor de Dios porque eso lo llevará a la
obediencia. Él dijo: “Obediencia quiero, no sacrificios”.
(Salmo 147:10-11) No toma contentamiento en la fortaleza del caballo, ni se
complace en las piernas fuertes del hombre.
(11) Se complace Jehová en los
que le temen, y en los que esperan en su misericordia.
El primer rey de Israel
había sido escogido por su apariencia, pues esto era lo que buscaba el pueblo. Saúl era bien parecido y el hombre más alto
de Israel, pero en el fondo era cobarde y buscaba más la opinión de los hombres
que la de Dios. Pero en esta ocasión,
Dios sería quien elegiría al rey.
(Hechos 13:21-22) Entonces ellos pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl,
hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, durante cuarenta años. (22)
Después de quitarlo, les levantó por rey a David, del cual Dios también
testificó y dijo: He hallado a David, hijo de Isaí, un hombre conforme a mi
corazón, que hará toda mi voluntad.
Samuel fue llamando
uno a uno a los hijos de Isaí, buscando al elegido…
(I Samuel 16:8-10) Entonces llamó Isaí a Abinadab, y le hizo pasar delante de
Samuel, el cual dijo: Ni a éste ha elegido Jehová. (9)
Hizo luego pasar Isaí a Sama. Y él dijo: Tampoco a éste ha elegido
Jehová. (10) E hizo pasar Isaí a siete de sus hijos
delante de Samuel; mas Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a éstos.
Seguramente Samuel se
estaba preguntando qué estaba pasado. Él
había oído claramente que el elegido era un hijo de Isaí…entonces, debía haber
otro.
(I Samuel 16:11) Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Están aquí todos tus hijos?
Y él respondió: Aún queda el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a
Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga
aquí.
¿Por qué Isaí no había
llevado ante el profeta a su hijo menor?
Unos comentaristas explican que la razón era porque David era hijo de
otra mujer. Eso explica la razón
por la que él no estaba presente con sus hermanos en la importante visita del
profeta. También explica por qué en un
salmo él dijo haber sido concebido en pecado (Sal. 51:5). No importa de dónde vengamos ni qué hagamos,
el Señor nos puede usar si tenemos una buena disposición.
David tenía una buena
apariencia física, pero no por eso fue elegido.
Su corazón era aún más bello que su exterior. Sobre todo, él estaba
dispuesto a hacer todo lo que Dios le dijera, y eso cuenta por todo. Dios no
llama a los “preparados”, sino que prepara a los llamados.
(I Samuel 16:12-13) Envió, pues, por él, y lo hizo entrar; el cual era rubio,
de hermoso parecer y de bello aspecto. Entonces Jehová dijo: Levántate y
úngelo, porque éste es. (13) Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo
ungió de entre sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de
Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá. Mientras que el Espíritu de Dios vino sobre David, Éste se apartó de Saúl. En su lugar, vino un espíritu malo sobre el rey.
(I Samuel 16:14) Y el Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová.
Dado que el espíritu
malo atormentaba a Saúl, sus siervos buscaron la forma de calmarlo.
(I Samuel 16:15) Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora, que el
espíritu malo de parte de Dios te atormenta.
(16) Diga ahora nuestro señor a
tus siervos que están delante de ti, que busquen un hombre que sepa tocar el
arpa; y sucederá que cuando esté sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, él
tocará con su mano y tendrás alivio.
(17) Y Saúl respondió a sus
criados: Provéanme ahora un hombre que toque bien, y traédmelo. (18)
Entonces uno de los criados respondió, diciendo: He aquí yo he visto a
un hijo de Isaí de Belén que sabe tocar; es valiente y vigoroso, hombre de
guerra, prudente en sus palabras, hermoso, y Jehová está con él. (19) Y
Saúl envió mensajeros a Isaí, diciendo: Envíame a David tu hijo, el que está con
las ovejas.
SE CRUZAN LOS CAMINOS DE LOS UNGIDOS
¿Quién iba a decir que
estos dos hombres ungidos se unirían de esta manera? Dios obra así, de una forma milagrosa y
misteriosa. (I Samuel 16:20-23) Y tomó Isaí un asno cargado de pan, y un odre de vino y un cabrito, y los envió a Saúl por mano de David su hijo. (21) Y viniendo David a Saúl, estuvo delante de él: y él le amó mucho, y fue hecho su escudero. (22) Y Saúl envió a decir a Isaí: Yo te ruego que esté David conmigo; porque ha hallado gracia en mis ojos. (23) Y sucedía que cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa, y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio, y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él.
La realidad es que el
arpa era sólo una “curita” para el problema de Saúl. La verdadera medicina era el
arrepentimiento. Pero él nunca lo
hizo. Por eso, él vivió atormentado para
el resto de sus días.
La música de David
sólo traía un alivio temporal, pero le dio la oportunidad a David de ver de
cerca lo que es el gobierno de un reino.
Esa experiencia lo preparó a él.
Tal vez Isaí creyó que
con la invitación de David al palacio real se le estaban abriendo las puertas
para que la promesa se cumpliera. Lo que no sabía era que las cosas se iban a
complicar antes de alcanzar el cumplimiento.
Al principio, David halló gracia, pero después esa misma gracia
despertará envidia y por ello será perseguido.
Sin embargo, todo esto tiene un propósito, ya que preparó a David para
ser un buen rey.
¿No es así como suele
suceder? Tan importante como alcanzar la
meta es lo que aprendemos en el camino.