viernes, 25 de julio de 2025

NUMEROS 5:1-10. Leyes de convivencia social


El capítulo cinco de Números toca varios temas de orden social: 


  1. Causas para la expulsión del campamento
  2. Restitución por daño incurrido
  3. Sospecha de adulterio o celos infundados


Podría parecer que se aleja del tema de la organización del campamento, pero en el realidad todavía está conectado, ya que habla de ciertos temas relacionados al orden de la comunidad.


En este capítulo, Dios instruye al pueblo cómo tratar ciertos problemas que pueden afectar a la comunidad:


1. CAUSAS PARA LA EXPULSIÓN DEL CAMPAMENTO

En el primer tema, Dios advierte sobre ciertas condiciones personales que se consideran impuras, y no pueden existir en el campamento. Toda persona que tenga estas condiciones (diagnosticadas por un sacerdote), debe ser expulsado del campamento: 

(Números 5:1-2) Jehová habló a Moisés, diciendo: Manda a los hijos de Israel que echen del campamento a todo leproso, y a todos los que padecen flujo de semen, y a todo contaminado con muerto.


La Biblia explica que la razón detrás de la expulsión es porque los que lo padecen podrían contaminar a los demás (no sólo de una manera física, sino también espiritual). 

(Números 5:3-4) Así a hombres como a mujeres echaréis; fuera del campamento los echaréis, para que no contaminen el campamento de aquellos entre los cuales yo habito. Y lo hicieron así los hijos de Israel, y los echaron fuera del campamento; como Jehová dijo a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel.


Aquí debemos aclarar algo: esta expulsión no era “permanente”, sino temporal. Aplicaba mientras las condiciones continuaran, pero cuando se daba la sanidad o pasaba el tiempo de impureza, podían regresar. 


Veamos ahora cuales son estas tres condiciones, y las posibles razones por las que Dios determinó que no debían permitirse dentro del campamento. Estos son temas del libro de Levítico (caps. 13 al 15), y profundizaremos más cuando hagamos ese estudio, pero por ahora baste mencionar las razones generales: 


a. LEPRA BIBLICA. Esta lepra debe diferenciarse de la lepra común, que es causada por bacterias. La lepra bíblica es una manifestación en la piel por pecados sociales (tales como: habladurías, chismes, crítica destructiva, maledicencia, etc.).


Si a una persona le aparecía una mancha en la piel, debía ir a un sacerdote para que identificara si era lepra o alguna otra reacción de la piel. Si se diagnosticaba como lepra bíblica, debía salir del campamento, hasta que la macha desapareciera. En el tiempo en que el leproso pasaba fuera de la congregación, tendría la oportunidad de meditar y arrepentirse. (Referencia: Levítico 13 & 14)


b. FLUJO DE SEMEN. Hay discrepancia sobre lo que pueda referirse este flujo. Algunos creen que podría tratarse de una enfermedad de transmisión sexual causada por relaciones ilícitas. Otros consideran que se trata de emisiones que no vienen por una relación con la pareja, sino a solas, lo cual era equivalente a “derramar la simiente en tierra”, que es algo condenado en la Biblia (Génesis 38:8-9). 


c. CONTAMINADOS CON MUERTO. Este mandamiento puede explicarse en un sentido natural, por el riesgo de enfermedades que puede surgir por el contacto con cadáveres. Pero también hay una explicación espiritual, porque en Dios sólo hay vida, y todo lo relacionado a la muerte debe estar lejos de Él. Por lo tanto, Dios espera que su pueblo se mantenga apartado de la muerte. 


Esto suena difícil, porque todos enfrentamos la muerte de alguien cercano, o por accidentes. No se puede evitar un eventual contacto con muertos. Dios lo sabe, pero Él instruye a su pueblo que en esos momentos, la persona se aparte de la comunidad por siete días (Num. 19:11-16). Curiosamente, ese es el tiempo equivalente al período de luto.


EXPULSION TEMPORAL

La expulsión de la comunidad no era para siempre, sino temporal, mientras que el mal persistiera. Si la causa era por pecado, la persona tendría la oportunidad de meditar y rectificar. 


Cuando se quitaba la causa de la expulsión, los apartados podrían regresar a la congregación, luego de que los sacerdotes dieran su aprobación. 


SACAD LA LEVADURA

Este principio va en línea con lo que Pablo habla sobre sacar de la congregación a aquel que está cometiendo pecado—y no quiere arrepentirsec. 

(1 Corintios 5:13) Expulsad de entre vosotros al malvado.


La realidad es que todos pecamos, pero lo que Dios espera es que tengamos conciencia y nos arrepintamos lo más pronto posible. Pero si el creyente no se arrepiente, puede convertirse en mala influencia para la congregación, y por ello debe ser expulsado. Es como el cáncer, que debe ser extirpado para evitar que contamine a todo el cuerpo. 


La idea de esto no sólo es proteger a la congregación, sino también dar al pecador la oportunidad de reconocer su pecado y arrepentirse (1 Cor. 5:5). 


2. LEY DE RESTITUCIÓN

Otro principio para mantener orden social y convivencia pacífica es la conciencia de RESTITUIR cualquier daño hecho al prójimo. No importa si se hizo a propósito o por accidente, Dios instruye que si dañamos algo del prójimo, debemos reponerlo, restituirlo o compensarlo.  

(Números 5:5-7) Además habló Jehová a Moisés, diciendo: Di a los hijos de Israel: El hombre o la mujer que cometiere alguno de todos los pecados con que los hombres prevarican contra Jehová y delinquen, aquella persona confesará el pecado que cometió, y compensará enteramente el daño, y añadirá sobre ello la quinta parte, y lo dará a aquel contra quien pecó.


La Biblia instruye que no sólo debemos restituir el daño provocado, sino que además se debe pagar 1/5 parte extra como “pago por la inconveniencia”.


El efecto de esta responsabilidad personal en una comunidad lleva a que las personas sean más cuidadosas con todo lo que hacen…porque si rompen un plato, lo tendrán que pagar. 


Las leyes de restitución también se mencionan en Levítico (Lev. 6:1-6), pero lo que se añade en Números es el caso en que no haya a quien darle la restitución. En tal caso, el pago debe entregarse al sacerdote “como para el Señor”, además de hacerse un sacrificio de expiación por el pecado. 

(Números 5:8-10) Y si aquel hombre no tuviere pariente al cual sea resarcido el daño, se dará la indemnización del agravio a Jehová entregándola al sacerdote, además del carnero de las expiaciones, con el cual hará expiación por él. Toda ofrenda de todas las cosas santas que los hijos de Israel presentaren al sacerdote, suya será. Y lo santificado de cualquiera será suyo; asimismo lo que cualquiera diere al sacerdote, suyo será.


¿Podemos imaginar como sería vivir en una comunidad donde todas las personas se hacen responsables por sus acciones? Ése es el orden que Dios desea para su Pueblo, para que les vaya bien y tengan una mejor convivencia entre ellos. 


En el próximo episodio terminaremos de estudiar el capítulo 5, cubriendo el tema de la sospecha de adulterio…


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Más estudios de este libro: NUMEROS




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