En los capítulos anteriores comenzamos a ver la persecución
que se levantó en contra de los creyentes en Jesús. Esa persecución se recrudeció, al punto que
muchos huyeron de Jerusalén. Pero los
creyentes no callaron, sino que a donde iban, daban testimonio de Jesús.
En lugar de lograr callar el Evangelio, la persecución causó
que el mensaje se propagara aún más…
(Hechos 8:4) Así que los que habían sido esparcidos iban
predicando la palabra.
SAULO
Uno de los opositores más fuertes en contra de los creyentes,
en esos primeros años, fue un joven lleno de celo llamado Saulo, quien estuvo
presente en la muerte de Esteban.
(Hechos 8:1-3) Y Saulo estaba de completo acuerdo con ellos en su
muerte. En aquel día se desató una gran persecución en contra de la iglesia en
Jerusalén, y todos fueron esparcidos por las regiones de Judea y Samaria,
excepto los apóstoles. (2) Y algunos hombres piadosos sepultaron a
Esteban, y lloraron a gran voz por él.
(3) Pero Saulo hacía estragos en
la iglesia entrando de casa en casa, y arrastrando a hombres y mujeres, los
echaba en la cárcel.
Viendo la propagación de la fe en Jesús, Saulo no se quedó
con los brazos cruzados y se ofreció a perseguirlos más allá de los muros de
Jerusalén y las fronteras de Judea…
(Hechos 9:1-2) Saulo, respirando todavía amenazas y muerte contra
los discípulos del Señor, fue al sumo sacerdote, (2) y
le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos
que pertenecieran al Camino, tanto hombres como mujeres, los pudiera llevar
atados a Jerusalén.
Al final de Hechos está descrita la forma en que Saulo
persiguió a la iglesia al principio, y esa descripción fue hecho por él mismo…
(Hechos 26:9-11) Yo ciertamente había creído que debía hacer muchos
males en contra del nombre de Jesús de Nazaret.
(10) Y esto es precisamente lo
que hice en Jerusalén; no sólo encerré en cárceles a muchos de los santos con
la autoridad recibida de los principales sacerdotes, sino que también, cuando
eran condenados a muerte, yo daba mi voto contra ellos . (11) Y
castigándolos con frecuencia en todas las sinagogas, procuraba obligarlos a
blasfemar; y enfurecido en gran manera contra ellos, seguía persiguiéndolos aun
hasta en las ciudades extranjeras.
EN CAMINO A DAMASCO
El celoso joven Saulo ofreció a los líderes salir a
perseguir a los creyentes aun a ciudades lejanas donde muchos se habían
refugiado. Una de estas ciudades era Damasco.
Damasco es la ciudad principal de Siria, nación que queda al
norte de Israel, aproximadamente a unos 220 kms de distancia. Esa ciudad estaba fuera de la jurisdicción de
Judea, pero hasta allí persiguieron a los creyentes. Saulo se ofreció a atrapar a los judíos que
habían creído en Yeshua y se habían escondido en otras ciudades. Estaba dispuesto a ir tan lejos como Damasco,
donde había una gran comunidad de judíos.
Él tenía permiso del sumo sacerdote.
Luego de atraparlos, él los llevaría de regreso a Jerusalén (es decir,
los repatriaría); y allí se les juzgaría en las cortes religiosas, pues la “falta”
que cometían los creyentes judíos no era civil sino religiosa.
Como comentamos en el estudio del capítulo anterior, Saulo
perseguía a los cristianos con la intención de defender su religión, y no por
intereses personales. Podría decirse que
su intención era “limpia”—pero como dice el refrán: “De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”. En Proverbios está escrito:
(Proverbios 16:25) Hay camino que al hombre le parece derecho, pero al
final es camino de muerte.
Aunque las intenciones de Saulo no eran malas, las acciones
que estaba haciendo sí lo eran, y por ello el Señor mismo lo frenó…
(Hechos 9:3-6) Y sucedió que mientras viajaba, al acercarse a
Damasco, de repente resplandeció en su derredor una luz del cielo; (4) y
al caer a tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me
persigues? (5) Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y El
respondió: Yo soy Jesús a quien tú persigues;
(6) levántate, entra en la
ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.
El Señor mismo se le presentó a Saulo, y le hizo ver que
estaba yendo en contra del Plan de Dios.
Evidentemente el Señor vio el corazón de Saulo y su voluntad de defender
la verdad. Dios pudo haberlo frenado y
destruido, pero no lo hizo porque Saulo iba a ser usado en el verdadero Plan de
Dios.
En este capítulo no vemos muchos detalles de lo que el Señor
le reveló a Saulo, pero en el capítulo 26, él describe con más detalles lo que
sucedió…
(Hechos 26:12-15) Ocupado en esto, cuando iba para Damasco con
autoridad y comisión de los principales sacerdotes, (13)
al mediodía, oh rey, yendo de camino, vi una luz procedente del cielo
más brillante que el sol, que resplandecía en torno mío y de los que viajaban
conmigo. (14) Y después de que todos caímos al suelo, oí
una voz que me decía en el idioma hebreo: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
(15) Yo entonces dije: ¿Quién
eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús a quien tú persigues.
COCES CONTRA EL
AGUIJÓN
El Señor no sólo le habló en hebreo, sino que usó una imagen
que era común en aquel tiempo para hacerle ver a Saulo lo que estaba
haciendo. El dijo: “Dura cosa te es dar coces contra el aguijón”.
El “Aguijón o aguijada” era un instrumento punzante que era
utilizada para enderezar a los bueyes en el arado. Era un tipo de vara con una punta pequeña de
hierro en la extremidad superior, con la cual se pican y aguijonan los bueyes
cuando tiran del arado o de la carreta. Los bueyes necesitan que los piquen de cuando
en cuando, para animarlos al trabajo y que sostengan su paso; sin esto, ellos aflojarían
el paso hasta el punto de no querer andar. Por otro lado, al otro extremo de la
vara, hay una especie de paleta de hierro que sirve al labrador para quitar el
lodo cuando se pega al arado, pues este lodo frena a los bueyes en su labor. A veces los bueyes se molestaban al recibir
los aguijones de la vara, y algunos pateaban la vara, pero terminaban más
lastimados.
Los sabios judíos comparan la Torá y la enseñanza de los
maestros a esos aguijones, debido a lo que está escrito en Eclesiastés:
(Eclesiastés 12:11) Las palabras de los sabios son como aguijones; y
como clavos hincados, las de los maestros de las congregaciones, dadas por un
Pastor.
En el Midrash (escritos judíos) está escrito que la Torá es
un aguijón que el Señor usa para mantenernos en su camino.
(Isaías 48:17-18) Así dice Jehová, tu Redentor, el Santo de Israel:
Yo soy Jehová tu Dios, que te enseña para provecho, que te conduce por el
camino en que debes andar. (18) ¡Oh si hubieras atendido a mis mandamientos!
Entonces tu paz habría sido como un río, y tu justicia como las ondas del mar.
Saulo no estaba yendo en contra de la Torá per se, pero sí en contra de la voluntad
de Dios y de la enseñanza de su maestro Gamaliel (Hechos 5: 34-39). Por eso Jesús le dijo: “Dura cosa es dar
coces contra el aguijón”. Al perseguir a
los creyentes en Yeshua es como si estuviera persiguiendo al Señor mismo. Por otro lado, Saulo estaba yendo en contra
de lo que había dicho su maestro Gamaliel, quien había recomendado no perseguir
a los cristianos.
LLAMADO DE SAULO
En el capítulo 26 de Hechos vemos que el Señor no sólo se le
reveló a Saulo, sino que lo llamó para que sirviera a Dios en Su Plan Divino.
(Hechos 26:16-18) Pero levántate y ponte en pie; porque te he
aparecido con el fin de designarte como ministro y testigo, no sólo de las
cosas que has visto, sino también de aquellas en que me apareceré a ti; (17)
librándote del pueblo judío y de los gentiles, a los cuales yo te
envío, (18) para que abras sus ojos a fin de que se
vuelvan de la oscuridad a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que
reciban, por la fe en mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han
sido santificados.
CEGUERA TEMPORAL
Saulo no iba solo en esa ocasión; otros hombres lo
acompañaban. Ellos también oyeron la
voz, pero no les fueron abiertos sus ojos para ver al Señor.
(Hechos 9:7-9) Los hombres que iban con él se detuvieron
atónitos, oyendo la voz, pero sin ver a nadie.
(8) Saulo se levantó del suelo, y
aunque sus ojos estaban abiertos, no veía nada; y llevándolo por la mano, lo
trajeron a Damasco. (9) Y estuvo tres días sin ver, y no comió ni
bebió.
Saulo quedó inmovilizado luego del encuentro con el Señor,
no sólo por el hecho de haber quedado ciego por ver la presencia de Dios, sino
también por la revelación que acababa de recibir. Seguramente él estaba en estado de “shock”…impactado,
anonadado, tratando de entender lo que acababa de experimentar. Él había llegado a Damasco con el propósito
de atrapar a los creyentes en Yeshua que allí se habían escondido. Según él, lo estaba haciendo para defender su
religión, pero ahora había recibido la revelación que Jesús efectivamente era
el Señor. ¿Cómo procesar eso, y cómo
hacer un cambio de paradigma tan grande?
Para ayudarlo en la transición, el Señor le envió ayuda…
(Hechos 9:10-12) Había en Damasco cierto discípulo llamado Ananías;
y el Señor le dijo en una visión: Ananías. Y él dijo: Heme aquí, Señor. (11) Y
el Señor le dijo: Levántate y ve a la calle que se llama Derecha, y pregunta en
la casa de Judas por un hombre de Tarso llamado Saulo, porque, he aquí, está
orando, (12) y ha visto en una visión a un hombre llamado
Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.
El Señor no sólo le habló a Saulo en el camino a Damasco,
sino que le siguió hablando en ese tiempo en que estuvo ciego. Pero seguramente necesitaba ayuda, y por eso
el Señor quería enviar a Ananías para que orara por él. Pero este siervo de Dios tenía miedo de Saulo
por obvias razones…
(Hechos 9:13-14) Pero Ananías respondió: Señor, he oído de
muchos acerca de este hombre, cuánto mal ha hecho a tus santos en
Jerusalén, (14) y aquí tiene autoridad de los principales
sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.
El propósito de Dios para enviar a Ananías ante Saulo no
sólo era para que él ayudara a Saulo; también el Señor quería dejar testimonio
a todos los creyentes de lo que Dios podía hacer en el corazón de los
hombres. Tanto Saulo como los cristianos
iban a aprender de esta experiencia.
En ese momento, el Señor profetizó al siervo sobre el
llamado de Saulo. El perseguidor se va a
convertir en el más ferviente defensor de la fe, y él mismo va a ser perseguido
por creer en Yeshua…
(Hechos 9:15-16) Pero el Señor le dijo: Ve, porque él me es un
instrumento escogido, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de
los reyes y de los hijos de Israel;
(16) porque yo le mostraré cuánto
debe padecer por mi nombre.
Seguramente Ananías quedó atónito ante tal revelación, y con
su fe fortalecida se dirigió a buscar a Saulo en la dirección que el Señor le
dio…
(Hechos 9:17-18) Ananías fue y entró en la casa, y después de
poner las manos sobre él, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te
apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la
vista y seas lleno del Espíritu Santo.
(18) Al instante cayeron de sus
ojos como unas escamas, y recobró la vista; y se levantó y fue bautizado.
En el capítulo 22 de Hechos, también está descrito este
encuentro de Ananías con Saulo…
(Hechos 22:12-16) Entonces un Ananías, varón piadoso conforme a la
ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que moraban allí, (13)
vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo
en aquella hora le miré. (14) Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha
escogido, para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su
boca. (15) Porque serás testigo suyo ante todos los
hombres de lo que has visto y oído.
(16) Ahora, pues, ¿por qué te detienes?
Levántate y sé bautizado; y lava tus pecados invocando el nombre del Señor.
Después de esto, Saulo se recobró por completo, y comenzó su
nueva vida…
(Hechos 9:19) Tomó alimentos y cobró fuerzas. Y por varios
días estuvo con los discípulos que estaban en Damasco.
Los cristianos estaban impresionados al ver el cambio en
Saulo, pues en lugar de perseguirlos, él mismo estaba predicando el Evangelio…
(Hechos 9:20-22) Y enseguida se puso a predicar a Jesús en las
sinagogas, diciendo: El es el Hijo de Dios.
(21) Y todos los que lo
escuchaban estaban asombrados y decían: ¿No es éste el que en Jerusalén
destruía a los que invocaban este nombre, y el que había venido aquí con este
propósito: para llevarlos atados ante los principales sacerdotes? (22)
Pero Saulo seguía fortaleciéndose y confundiendo a los judíos que
habitaban en Damasco, demostrando que este Jesús es el Cristo.
Lamentablemente, no todos se alegraron por la transformación
de Saulo. Originalmente él tenía planeado llegar a la sinagoga local en
Damasco, y luego de presentar sus credenciales, comenzar con su misión de
atrapar a los cristianos. Pero cuando
los judíos de la sinagoga se dieron cuenta que Saulo no estaba cumpliendo su
misión, sino que al contrario comenzó a predicar su nueva fe en Jesús, ellos se
molestaron y decidieron deshacerse de él.
Ahora el perseguidor se convirtió en perseguido…
(Hechos 9:23-25) Después de muchos días, los judíos tramaron
deshacerse de él, (24) pero su conjura llegó al conocimiento de
Saulo. Y aun vigilaban las puertas día y noche con el propósito de
matarlo; (25) pero sus discípulos lo tomaron de noche y lo
sacaron por una abertura en la muralla, bajándolo en una canasta.
La frase: “Después de
muchos días” podría también traducirse: “cuando los días habían llegado a
su plenitud”, es decir, cuando se cumplió el tiempo determinado por Dios. A simple vista podríamos pensar que pasaron
unos días o semanas, pero la realidad es que habían pasado tres años, tal como
lo indica Pablo en Gálatas…
(Gálatas 1:15-24) Pero cuando Dios, que me apartó desde el vientre de
mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien
(16) revelar a su Hijo en mí para
que yo le anunciara entre los gentiles, no consulté enseguida con carne y
sangre, (17) ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles
antes que yo, sino que fui a Arabia, y regresé otra vez a Damasco. (18)
Entonces, tres años después, subí a Jerusalén para conocer a Pedro, y
estuve con él quince días. (19) Pero no vi a ningún otro de los apóstoles,
sino a Jacobo, el hermano del Señor.
(20) (En lo que os escribo, os
aseguro delante de Dios que no miento.)
(21) Después fui a las regiones
de Siria y Cilicia. (22) Pero todavía no era conocido en persona en
las iglesias de Judea que eran en Cristo;
(23) sino que sólo oían decir: El
que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en un tiempo quería
destruir. (24) Y glorificaban a Dios por causa de mí.
En la carta a los Corintios, Pablo señala que los judíos de
Damasco lo persiguieron con el apoyo del gobierno local (tal vez por falso
testimonio).
(2 Corintios 11:32-33) En Damasco, el
gobernador bajo el rey Aretas, vigilaba la ciudad de los damascenos con el fin
de prenderme, (33) pero me bajaron en un cesto por una ventana
en la muralla, y así escapé de sus manos.
Mientras que unos perseguían a Saulo, otros lo defendían y
lo ayudaban a huir…
DE REGRESO EN
JERUSALÉN
Cuando Saulo regresó a su casa en Jerusalén, lógicamente él
buscó a los apóstoles, con quienes ahora compartía la misma fe. Pero no todos confiaban en la noticia de su
conversión, ya que sospechaban que podía ser una treta para atraparlos…
(Hechos 9:26) Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse
con los discípulos; y todos le temían, no creyendo que era discípulo.
A veces el miedo nos puede cegar, y no nos permite ver las
maravillas que el Señor hace a nuestro alrededor. Sólo un hombre se atrevió a hablarle, y fue
Bernabé. Él lo oyó y se dio cuenta que
su conversión había sido real…
(Hechos 9:27-28) Pero Bernabé lo tomó y lo presentó a los
apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto al Señor en el camino, y que El
le había hablado, y cómo en Damasco había hablado con valor en el nombre de
Jesús. (28) Y estaba con ellos moviéndose libremente en
Jerusalén, hablando con valor en el nombre del Señor.
El testimonio más fehaciente de la conversión de Saulo no
fue que dejara de perseguir a los creyentes, sino que comenzara a predicar
sobre su fe…
(Hechos 9:29) También hablaba y discutía con los judíos
helenistas; mas éstos intentaban matarlo.
De nuevo vemos que el perseguidor se volvió en perseguido…
(Hechos 9:30) Pero cuando los hermanos lo supieron, lo
llevaron a Cesarea, y de allí lo enviaron a Tarso.
Cesarea era el lugar a donde el Señor llevó a Felipe, luego
del encuentro con el etíope. Seguramente
allí se formó una comunidad de creyentes entre quienes Saulo podía refugiarse
(8:40). Eventualmente, Saulo tuvo que
huir a Tarso, de donde él era originalmente (9:11).
JESÚS LE APARECE POR
SEGUNDA VEZ
La razón por lo que Saulo huyó de Jerusalén no fue porque
tuviera miedo a la persecución, ya que estaba dispuesto a enfrentarla. Tampoco se dejó convencer por los hermanos de
la fe. La razón está escrita en el
capítulo 22, según Saulo lo contó después…
(Hechos 22:17-20) Y aconteció que cuando regresé a Jerusalén y me
hallaba orando en el templo, caí en un éxtasis,
(18) y vi al Señor que me decía:
"Apresúrate y sal pronto de Jerusalén porque no aceptarán tu testimonio
acerca de mí." (19) Y yo dije: "Señor, ellos saben bien que
en una sinagoga tras otra, yo encarcelaba y azotaba a los que creían en
ti. (20)
"Y cuando se derramaba la sangre de tu testigo Esteban, allí estaba
también yo dando mi aprobación, y cuidando los mantos de los que lo estaban
matando."
En términos humanos, Saulo parecía la persona indicada para
hablar a los judíos y a los líderes religiosos porque él era uno de ellos. Pero el Señor mismo se le apareció a Saulo, y
le instruyó que se saliera de Jerusalén, ya que su misión no era para los
judíos sino para los gentiles…
(Hechos 22:21) Pero El me dijo: "Ve, porque te voy a enviar
lejos, a los gentiles."
TIEMPO DE PAZ Y
CRECIMIENTO
Luego de la conversión de Pablo, la iglesia disfrutó de un
respiro. La persecución bajó a un
mínimo. Por un tiempo, el Señor había
permitido la persecución para que el Evangelio se propagara. Pero ahora era tiempo de madurar y crecer, y
el Señor envió paz…
(Hechos 9:31) Entretanto la iglesia gozaba de paz por toda
Judea, Galilea y Samaria, y era edificada; y andando en el temor del Señor y en
la fortaleza del Espíritu Santo, seguía creciendo.
Esta paz no duró para siempre, pues unas décadas después se
levantó una gran campaña de los romanos contra los judíos en todo el imperio
romano. Justamente en Damasco murieron
unos 10,000 judíos en una campaña contra los judíos. Los ciudadanos de Damasco se unieron a los
romanos, y persiguieron a los judíos locales, entregándolos a los romanos en el
estadio de la ciudad, donde fueron degollados todos.
CAMBIO DE NOMBRE
Algunos comentaristas dicen que en este capítulo le fue
cambiado el nombre de Saulo a Pablo, pero eso no es exactamente cierto. Dios no le “cambió” el nombre, sino que fue
un cambio cultural. A partir del momento
en que Saulo comenzó su ministerio entre los gentiles, vemos el cambio de
nombre en la narrativa. El nombre de
“Saulo” (en hebreo Shaul) no era adecuado para el mundo griego, ya que la
palabra griega “saulos” significa:
“pretencioso”.
En este momento, la narrativa deja un momento a Saulo, y
regresa a Pedro. En la próxima entrada,
estudiaremos el final del capítulo nueve…
me gusto mucho el análisis, tiene capsulas muy importantes, que de seguro me serán muy útiles en el trabajo misionero y de enseñanza que estamos llevando a cabo. Dios les bendiga!!!
ResponderEliminarmuy bueno excelente. Dios le bendiga
ResponderEliminarGracias x la instrucción!!! Muy edificante!! Dios siga dándole fortaleza y sabiduría! Bendiciones!!
ResponderEliminarMuy lindo estudio...
ResponderEliminarEsto predicaron hoy en la iglesia y habían detalles que no terminaba de entender y gracias a esto pues ya comprendo todo.. Dios bendiga su vida. Amén
Gracias por su explicacion bien detallada sobre Saulo y la obediencia de Ananias y de Bernabe su labor como hermano de la fe.
ResponderEliminarDios lo bendiga muy útil este estudio...
ResponderEliminarMuy útil Y edificante el análisis.Dios lo bendiga.
ResponderEliminarMe es de gran ayuda, muchas gracias.
ResponderEliminarMuy bueno el estudio sigan enseñándonos más porfavor Dios les bendiga.
ResponderEliminarGracia a Dios que les da sabiduría y entendimiento para enseñar gracias es de buena ayuda está enseñansa
ResponderEliminarMe está sirviendo mucho este estudio.Muchas gracias y bendiciones.
ResponderEliminarHola mis hermanos aquí vemos que Diis nos habla siempre atravez de su palabra en la cuál Dios quiere que seamos ese instrumento para hablar del señor Jesús y que muchas gente se convierta de las tinieblas a su luz admirable , y el señor quiere que hablemos de El de su amor y milagros que el hace a todo aquel que crea,
ResponderEliminarGracias por compartir, tan valioso contenido!
ResponderEliminarGracias por éste hermoso trabajo yo lo uso para mis
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