Luego de que
Pablo y Pedro expusieran sus opiniones y testimonios ante el Concilio de
ancianos reunidos en Jerusalén, tomó la palabra Jacobo, a quien también se le
conoce en español como Santiago, quien era hermano de Jesús. Sus palabras iban
a tener mucho peso, ya que él era el líder principal de la iglesia en
Jerusalén.
(Hechos 15:13-14) Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió
diciendo: Varones hermanos, oídme.
(14) Simón ha contado cómo Dios
visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su
nombre.
Aunque los
acontecimientos con los gentiles iban en contra de sus paradigmas, Jacobo
reconoció que el Señor estaba haciendo algo con los gentiles. No sólo eso, sino que reconoció que lo estaba
aconteciendo era el cumplimiento de lo profetizado en las Escrituras (que tal
vez no se había entendido antes, pero ahora se estaba haciendo evidente…)
(Hechos 15:15-18) Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como
está escrito: (16) Después de esto
volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus
ruinas, y lo volveré a levantar, (17) para
que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los
cuales es invocado mi nombre, (18) Dice el Señor, que hace conocer todo esto
desde tiempos antiguos.
Jacobo dio su
opinión—no personal, sino basada en las Escrituras. El dijo que lo que estaba aconteciendo con
los gentiles concordaba con lo escrito por el profeta Amós.
(Amós 9:11-12)
En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus
ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado; (12) para que aquellos sobre
los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las
naciones, dice Jehová que hace esto.
¿Cuál es el Tabernáculo caído de David?
Algunos
interpretan el Tabernáculo caído de David como la interrupción del reinado de
David y sus descendientes en Israel. Salomón
todavía reinó sobre un reino unido; pero Israel se dividió en dos casas durante
el reinado de Jeroboam, hijo de Salomón.
El profeta Amós vivió cuando las tribus del norte (10) se habían
apartado de Judá (que se quedó sólo con la alianza de la tribu de Benjamín y
Levi). Según esta interpretación, la
profecía apunta a que el reino de Israel será restaurado a la familia de David;
pero no sólo reinarán sobre Israel sino también sobre Edom (hoy Jordania) y
todas las naciones. Esto sucederá cuando
el Mesías venga y establezca su Reino Milenario. Aunque esto es cierto, hay otro aspecto del
Tabernáculo de David que debe ser considerado en la interpretación de esta
profecía…
Luego del
“secuestro del Arca del Pacto” y la trágica muerte de Eli y sus hijos, el
Tabernáculo de Moisés (que estaba en Silo) cayó en abandono (1 Samuel). Eventualmente el Arca regresó a Israel, por
milagro de Dios. Pero se mantuvo prácticamente
oculta por 20 años en la casa de Abinadab (1 Sam.7:1-2). Cuando David era rey, él se propuso llevar el
Arca a Jerusalén. El deseo del rey era
construir el Templo para Dios, pero el Señor no se lo permitió, y ese
privilegio fue reservado para su hijo Salomón.
Mientras tanto, David levantó un Tienda (o tabernáculo) temporal,
diferente al Tabernáculo de Moisés. La
peculiaridad de esta Tienda de David (heb. Sukat David) es que no
había mobiliario ni divisiones adentro.
El Arca estaba en medio, y el pueblo iba a adorar allí al Señor. Era una casa de adoración 24x7 (sin parar),
en la cual cualquiera que quisiera adorar a Yehová podía entrar allí, incluyendo
a los gentiles creyentes. Probablemente
Jacobo se refería a este aspecto de inclusión de los gentiles en su referencia
a la profecía de Amós (9:11-12).
CONCLUSIÓN DE
JACOB
Al final de todo
argumento, Jacob llegó a la siguiente conclusión:
(Hechos 15:19-20) Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los
gentiles que se convierten a Dios,
(20) sino que se les escriba que
se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y
de sangre. (21) Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en
cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de
reposo.
La conclusión del
Concilio de Jerusalén fue el siguiente: la salvación es por fe, y no por obras,
tanto para judíos como para gentiles.
Con esto no quiere decir que los creyentes pueden vivir como quieran,
pues es claro que Dios espera que su pueblo sea santo como Él es santo. Pero para ingresar al Reino de Dios no se
requiere de la circuncisión ni el perfecto cumplimiento de la Ley, porque en
ese caso nadie entraría. Jesús pagó el
precio de nuestra entrada al Reino; y ya estando adentro, los creyentes deben de
vivir según el orden del Reino. Por eso,
Jacobo pide a los líderes que instruyan a los creyentes gentiles en lo básico,
y luego aprenderán el resto cuando se expongan a la lectura de la Palabra que
se hace todos los días de reposo (heb. Shabat) en las sinagogas.
Como enseñanza
básica, los líderes debían asegurarse de instruir a los gentiles a abstenerse
de varias cosas que eran comunes en ese tiempo:
a. Contaminación con
ídolos (tanto en comida
ofrecida a ídolos como en adoración)
(Exódo 34:12-16) Cuídate de no hacer pacto con los habitantes de la
tierra adonde vas, no sea que esto se convierta en tropezadero en medio de
ti; (13)
sino que derribaréis sus altares y quebraréis sus pilares sagrados y
cortaréis sus Aseras (14) (pues no adorarás a ningún otro dios, ya que
el SEÑOR, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso) (15)
no sea que hagas pacto con los habitantes de aquella tierra, y cuando se
prostituyan con sus dioses y les ofrezcan sacrificios, alguien te invite y
comas de su sacrificio; (16) y tomes de sus hijas para tus hijos, y ellas
se prostituyan con sus dioses, y hagan que también tus hijos se prostituyan con
los dioses de ellas.
b. Inmoralidad
sexual
(1 Corintios 6:18-20) Huid de la fornicación. Todos los demás pecados que
un hombre comete están fuera del cuerpo, pero el fornicario peca contra su
propio cuerpo. (19) ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del
Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois
vuestros? (20) Pues por precio habéis sido comprados; por
tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales
son de Dios.
(1 Tesalonicenses 4:3-7) Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra
santificación; es decir, que os abstengáis de inmoralidad sexual; (4)
que cada uno de vosotros sepa cómo poseer su propio vaso en santificación
y honor, (5) no en pasión de concupiscencia, como los
gentiles que no conocen a Dios; (6) y que nadie peque y defraude a su hermano en
este asunto, porque el Señor es el vengador en todas estas cosas, como también
antes os lo dijimos y advertimos solemnemente.
(7) Porque Dios no nos ha llamado
a impureza, sino a santificación.
c. No beber
sangre ni comer carne con sangre
No debían comer carne
con sangre, que proviene de animales que fueron ahogados o ahorcados. Lo hacían así para que la sangre se quede en
la carne, y así sea más suave. Pero Dios
lo prohibió por lo que significa la sangre…
(Levítico 17:10-14) Si cualquier hombre de la casa de Israel, o de los
forasteros que residen entre ellos, come sangre, yo pondré mi rostro contra esa
persona que coma sangre, y la cortaré de entre su pueblo. (11) Porque la vida de la carne está en la
sangre, y yo os la he dado sobre el altar para hacer expiación por vuestras
almas; porque es la sangre, por razón de la vida, la que hace expiación. (12)
Por tanto dije a los hijos de Israel: Ninguna persona entre vosotros
comerá sangre; tampoco comerá sangre ningún forastero que reside entre
vosotros. (13) Y cuando algún hombre de los hijos de Israel
o de los forasteros que residen entre ellos, que al cazar capture un animal o
un ave que sea permitido comer, derramará su sangre y la cubrirá con
tierra. (14) Porque en cuanto a la vida
de toda carne, su sangre es su vida. Por tanto, dije a los hijos de Israel: No
comeréis la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre;
cualquiera que la coma será exterminado.
El mandamiento de
no comer sangre está desde los tiempos de Noé, y era un mandamiento para toda
la humanidad. Antes del Diluvio, la
dieta del hombre era vegetariana (Gen. 1:29).
(Génesis 9:3-4)
Todo lo que se mueve y tiene vida os será para alimento: todo os lo doy
como os di la hierba verde. (4) Pero carne con su vida, es decir, con su
sangre, no comeréis.
CARTA A LAS
IGLESIAS
Luego que el
Concilio de Jerusalén hubiera llegado a una conclusión sobre el tema de la
inclusión de los gentiles entre el Pueblo de Dios, ellos decidieron escribir
una carta para comunicar formalmente las decisiones de los apóstoles.
(Hechos 15:22-29) Entonces pareció bien a los apóstoles y a los
ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a
Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a
Silas, varones principales entre los hermanos; (23) y escribir por conducto de
ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los
gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud. (24)
Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los
cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras
almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, (25) nos ha parecido bien,
habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con
nuestros amados Bernabé y Pablo, (26)
hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor
Jesucristo. (27) Así que enviamos a Judas y a Silas, los
cuales también de palabra os harán saber lo mismo. (28)
Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros
ninguna carga más que estas cosas necesarias: (29) que os abstengáis de lo
sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales
cosas si os guardareis, bien haréis.
Pasadlo bien.
Esta carta fue
escrita, pero también iba acompañada de representantes de Jerusalén, para dar
testimonio que lo dicho por Pablo y Bernabé era también la opinión oficial de
los líderes de la iglesia. Esto fue
necesario porque los fariseos que habían llegado a Antioquía (cap. 14) habían
creado confusión entre los miembros de esa congregación.
(Hechos 15:30-33) Así, pues, los que fueron enviados
descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la
carta; (31) habiendo leído la cual, se
regocijaron por la consolación.
(32) Y Judas y Silas, como ellos
también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia
de palabras. (33) Y pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos,
para volver a aquellos que los habían enviado.
(34) Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí.
Pablo y Bernabé
hacían un buen equipo. Ellos siguieron
trabajando juntos en Antioquía, enseñando en esa congregación.
(Hechos 15:35) Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía,
enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.
Aunque estaban
contentos con todo lo que pasaba en Antioquía, en el fondo de su mente no dejaron
de considerar a las congregaciones que dejaron formadas en Asia Menor. Por eso decidieron ir a visitarlas; lamentablemente
tuvieron un conflicto en el proceso…
(Hechos 15:36-38) Después de algunos días, Pablo dijo a
Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos
anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están. (37) Y
Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre
Marcos; (38) pero a Pablo no le parecía bien llevar
consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con
ellos a la obra.
Este fue un
desacuerdo que Pablo y Bernabé no pudieron superar. A partir de ese momento, cada uno tomó su
propio rumbo.
(Hechos 15:39-41) Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno
del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, (40) y Pablo, escogiendo a Silas, salió
encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, (41) y pasó por Siria y
Cilicia, confirmando a las iglesias.
Así comenzó el
segundo Viaje de Pablo (Siria y Cilicia).
En el siguiente capítulo leeremos sobre el resto del viaje…
Gracias. Magnífico resumen y aclaradas mis dudas de quién era Jacobo.
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