Llegamos al final del libro de Malaquías. Hoy veremos los últimos versículos del capítulo 3 y el capítulo 4, que están temáticamente contectados...
PALABRAS CONTRA DIOS
Al final del capítulo tres encontramos la última queja que Dios hace en contra de Su Pueblo:
(Malaquías 3:13) Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti?
La palabra en hebreo para “violento” es Jazak, que también se puede traducir como: duro, fuerte.
¿Cuáles son esas palabras fuertes que el Pueblo habló en contra de Dios?
(Malaquías 3:14-15) Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos?
Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no solo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon.
En otras palabras, lo que ellos están diciendo es que no sirve de nada vivir como Dios manda, porque les va mejor a los impíos. Ellos creen que los impíos hacen el mal, y aún así les va bien.
Realmente son palabras fuertes, porque creen que Dios no hace diferencia entre los justos y los impíos. Lo impresionante es que muchas personas piensan así (aunque no lo admiten). Estoy es lo que Dios está advirtiendo a Su Pueblo, porque Él ve lo que hay en los corazones. Y esto no sólo es un problema de los tiempos de Malaquías, sino que tristemente lo vemos también en nuestros días. Muchos se preguntan: ¿Por qué los malos se salen con la suya, pero todo es difícil para los creyentes? En realidad, muchas personas dudan de la justicia de Dios. Y el peligro de esto es que, al creerlo, pierden el temor a Dios, y esto fácilmente los lleva a darse ciertas libertades, hasta el punto de abandonar a Dios y comenzar a vivir igual o peor que los impíos.
CONTRASTE ENTRE DOS GRUPOS
En esta última sección de Malaquías, Dios marca un contraste entre dos tipos de creyentes (y no estamos comparando paganos y creyentes, sino dos tipos de personas dentro del mismo Pueblo de Dios):
- Los que NO TEMEN A DIOS ni le obedecen.
- Los TEMEROSOS DE DIOS, que le aman y obedecen.
El primer contraste lo vemos en Malaquías 3:
- Ya vimos que los irreverentes dicen que “no aprovecha vivir como Dios manda”.
- En contraste, están los temerosos de Dios, que dicen lo siguiente:
(Malaquías 3:16-17) Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.
Todas nuestras acciones van a ser escritas en libros en el Cielo, y la Biblia dice que en el Día del Juicio estos libros van a ser abiertos (Dan. 7:10, Apoc. 20:11-15), y seremos juzgados:
(Apocalipsis 20:12) Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.
Dios toma en cuenta a los que le sirven y le obedecen, y ellos serán recompensados.
Esto no quiere decir que Dios espera que “seamos perfectos”, porque nadie puede serlo. Pero lo que Dios espera es que si fallamos, nos arrepintamos. Esto implica: reconocer el pecado, pedir perdón, y rectificar. Si uno se arrepiente, el pecado es perdonado. Pero, si no hay arrepentimiento, en el Día del Juicio cada uno tendrá que pagar por sus acciones.
En el Día del Juicio, se van a abrir los libros en el Cielo, y Malaquías dice que se hará evidente la distinción entre el justo y el malo.
(Malaquías 3:18) Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.
DISTINGUIR ENTRE EL BIEN Y EL MAL
El gran problema, no sólo en tiempos de Malaquías sino en todos los tiempos, es que el Pueblo de Dios no sabe distinguir entre el bien y el mal. Y esto es lo que advierte el profeta Isaías:
(Isaías 5:20-21) ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!
Tristemente, el pueblo de Dios se ha alejado tanto de la Palabra de Dios, que ya no saben qué es bueno o malo. Se dejan llevar por la corriente del mundo, aceptando todo tipo de cosa que es aborrecible a Dios.
Unos versículos más adelante, Isaías dice lo que pasará con los desechen la Verdad:
(Isaías 5:24) Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel.
Tanto el rastrojo como la paja es el residuo que queda de una cosecha. Es la basura que ya no sirve, y por eso lo queman. El profeta compara esto con los que desechan la ley de Dios, porque sus vidas no dan fruto, sino sólo queda paja. Y en el fuego de la prueba final, la paja se quemará y no quedará nada más que cenizas.
Menciono esta referencia en Isaías, porque esto es lo mismo que habla Malaquías:
(Malaquías 4:1) Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.
Esta descripción nos recuerda al “Fuego Purificador” que estudiamos en el capítulo 3. El Señor vendrá como fuego que quema la paja; pero los que han invertido en la riqueza espiritual (figurado con oro, plata y piedras preciosas), el fuego no los dañará sino que los purificará aún más.
Veamos ahora lo que dice el siguiente versículo sobre los que temerosos de Dios:
(Malaquías 4:2-3) Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Analicemos algunos detalles de estos versículos, ya que son figuras idiomáticas, y hay que explicarlas para entender el mensaje que quieren transmitir:
* La imagen del “Sol de justicia” es muy descriptiva: el SOL trae luz, pero también puede quemar. De igual manera, la justicia de Dios va a traer luz al mundo al crear orden; pero en el proceso, quemará lo malo.
* También dice que: “En sus ALAS traerá salvación”
La palabra que se traduce como “alas” en hebreo es: Kanaf, que también significa: borde, esquina, o extremo. En la Biblia, esta palabra se usa en referencia al borde del manto de oración que usan los judíos.
En Números, Dios instruyó que su Pueblo pusiera algo distintivo en el borde de su ropa, y explica lo que representa:
(Números 15:38-40) Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul. Y os servirá de franja, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová, para ponerlos por obra; y no miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os prostituyáis. Para que os acordéis, y hagáis todos mis mandamientos, y seáis santos a vuestro Dios.
Estas franjas en el borde del manto se conocen en hebreo como Tzitzit. Son una especie de flecos que sirven para recordar que debemos cumplir los mandamientos.
Otra referencia del “Kanaf” en la Biblia está en Zacarías:
(Zacarías 8:23) …En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros.
La profecía dice que los gentiles tomarán el manto de un judío, y ese judío es: Yeshua (Jesús), y menciona el manto como señal de la disposición a guardar los mandamientos.
* Otra imagen simbólica en Malaquías 4:2, es donde dice: “saldréis, y saltaréis como becerros de la manada”.
Cuando los ganaderos ven venir una tormenta, ellos guardan a los animales en el establo para protegerlos. Y cuando pasa la tormenta, les abren las puertas del establo, y los becerros suelen salir brincando de la felicidad, porque les gusta el campo. De forma similar, los justos van a saltar de la felicidad cuando el tiempo de la prueba termine, y finalmente venga Jesús, el Sol de Justicia.
* La última analogía es la frase que dice: “los rebeldes serán como ceniza debajo de los pies de los justos”.
En tiempos antiguos, cuando una siembra no daba buen fruto, los granjeros la quemaban para sembrar algo nuevo. Esto es lo que va a suceder al final, y Juan el Bautista habló de esto:
(Mateo 3:10-12) …el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
DOS TESTIGOS: MOISÉS Y ELÍAS
Regresando a Malaquías… los siguientes versículos mencionan a dos personajes bíblicos:
(Malaquías 4:4-5) Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel. He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.
a. MOISES: representa a la Ley, la instrucción de Dios, y
b. ELIAS representa la palabra profética.
Algunos creen que Elías y Moisés serán los dos testigos que vendrán a hacer un llamado al arrepentimiento justo antes que venga Jesús:
(Apocalipsis 11:3,6) Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio…Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.
Se cree que son Elías y Moisés por los milagros que harán:
- Cerrarán el cielo y no lloverá, como lo hizo Elías;
- Convertirán el agua en sangre, como lo hizo Moisés.
Tanto la ley como la profecía preparan el terreno para la venida del Mesías. Jesús va a venir al mundo para establecer Su Reino. La pregunta es: ¿Vas a unirte a Él, o te rebelarás en contra de El?
PADRES E HIJOS, REBELDES O JUSTOS
Ahora vayamos al mensaje final de Malaquías, que dice:
(Malaquías 4:6) Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.
La interpretación más común de este versículo es que se dará una reconciliación entre generaciones, entre padres e hijos. Pero quiero que consideremos otra interpretación, que e apega más al contexto, y se refleja en la traducción de este texto en el Evangelio de Lucas:
(Lucas 1:16-17) Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.
Este es el mensaje que dio el Angel Gabriel sobre Juan el Bautista, tal como lo dijo el Angel Gabriel. El propósito de Juan era llamar al arrepentimiento. Esto sucedió en la primera venida de Jesús…y lo mismo sucederá en Su segunda venida. El llamado es para que los hijos de Israel se vuelvan al Padre Celestial. Es un llamado para que los rebeldes se arrepientan y vuelvan a la justicia de Dios.
Y con esto llegamos al final del libro de Malaquías…
400 AÑOS DE SILENCIO
Este es el último libro del “Antiguo Testamento”. Y un detalle interesante es que, después de Malaquías, ya no volvió a surgir un nuevo profeta por 400 años…hasta Juan el Bautista.
Es como si Dios se hubiera cansado de repetir lo mismo. Y después de 400 años, apareció Juan, preparando el camino al Señor. El mensaje era el mismo: ¡Volveos al Buen Camino! Y este es el mismo mensaje que vuelve a resonar hoy, llamándonos a volver al Buen Camino, antes que venga el Día del Señor.
Cerramos así el estudio de Malaquías, esperando que haya sido de edificación.
Gracias por acompañarnos.
Bendiciones a todos.
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