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viernes, 13 de enero de 2023

MALAQUIAS 2:10-17. Pacto matrimonial roto (Divorcio)

 En el episodio anterior vimos que los levitas habían roto su pacto con Dios (Mal. 2:8), y lamentablemente ese mal ejemplo abrió la puerta para que el resto del pueblo siguiera sus pisadas...

JUDÁ TAMBIÉN FUE DESEAL

Veamos ahora a que pacto fue desleal el pueblo…

(Malaquías 2:10-11) ¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué, pues, nos portamos deslealmente el uno contra el otro, profanando el pacto de nuestros padres? Prevaricó Judá, y en Israel y en Jerusalén se ha cometido abominación; porque Judá ha profanado el santuario de Jehová que él amó, y se casó con hija de dios extraño.


Aquí nos dice que el pueblo fue desleal al casarse con mujeres extranjeras que creían en dioses paganos. Esto lo hicieron a pesar de que Dios lo había prohibido en la Ley:

(Deuteronomio 7:3-4) Y no contraerás matrimonio con ellos; no darás tus hijas a sus hijos, ni tomarás sus hijas para tus hijos. Porque ellos apartarán a tus hijos de seguirme para servir a otros dioses; entonces la ira del SEÑOR se encenderá contra ti, y El pronto te destruirá.


La razón por la que Dios prohibió que los israelitas se casaran con extranjeros, no era por cuestiones de raza o nacionalidad, sino por el paganismo. Si el pueblo de Dios se casa con paganos, la Biblia advierte que eventualmente los llevará a caer en idolatría. No sólo eso, sino que Josué advierte de otras consecuencias: 

(Josué 23:12-13) Porque si os apartareis, y os uniereis a lo que resta de estas naciones que han quedado con vosotros, y si concertareis con ellas matrimonios, mezclándoos con ellas, y ellas con vosotros, sabed que Jehová vuestro Dios no arrojará más a estas naciones delante de vosotros, sino que os serán por lazo, por tropiezo, por azote para vuestros costados y por espinas para vuestros ojos, hasta que perezcáis de esta buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado.


Sólo había una excepción para casarse con extranjeros, y era que reconocieran a Jehová como su Dios, tal como lo hizo Rut. De esa forma, se asimilarían a Israel.


YUGO DESILGUAL

Pablo se refiere a estas uniones ilícitas como “yugo desigual”:

(2 Corintios 6:14) No estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas?


Y debemos aclarar que esto no sólo se refiere al matrimonio, sino también a negocios y otras asociaciones. 


CONSECUENCIA DEL YUGO DESIGUAL

En Malaquías, Dios señala dos consecuencias de casarse con impíos: 

(Malaquías 2:12-13) Jehová cortará de las tiendas de Jacob al hombre que hiciere esto…Y esta otra vez haréis cubrir el altar de Jehová de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré más a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestra mano.


¿Por qué hay una reacción tan fuerte de Dios hacia esto? 

Para comenzar, cuando un creyente se casa con alguien que participa de idolatría, siendo una sola carne, también participan de eso. En la Biblia, la idolatría es comparada con adulterio espiritual, por lo tanto, es traición en contra de Dios.


YUGO DESIGUAL + DIVORCIO

Pero hay otra razón por la que Dios se molestó específicamente contra los judíos del tiempo de Malaquías, y lo expone claramente en el siguiente versículo…

(Malaquías 2:14-15)  Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto…Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud. 


En resumen: el problema no sólo era que se estaban casando con paganas, sino que se estaban divorciando de sus mujeres judías para casarse con las otras. Era una traición doble, burlándose de Dios y de sus mujeres. Por lo tanto, el Señor se levantó y les dijo que no toleraría más esa aberración. 


DIOS ODIA EL DIVORCIO

Leamos ahora lo que Dios piensa del divorcio: 

(Malaquías 2:16) Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales.


Voy a leer la versión de la Biblia de las Américas porque lo deja aún más claro: 

(Malaquías 2:16, LBLA) Porque yo detesto el divorcio—dice el SEÑOR, Dios de Israel— y al que cubre de iniquidad su vestidura…


En este versículo vemos dos puntos:

  1. Dios odia el divorcio.
  2. Dios odia que “cubran su pecado”, aparentando ser justos cuando no lo son.


DIVORCIO EN LA TORA

Ahora veamos lo que la Ley de Dios (heb. Torá) dice sobre el divorcio. 

(Deuteronomio 24:1) Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa.


¿Qué implica eso exactamente?  Analicemos el texto en hebreo…

Aquí encontraos dos frases claves: 


a. “Si no le agradare”. Esto NO se refiere a una cuestión de “gusto”, aunque algunos podrían traducirlo así. En hebreo usa la palabra “Jen”, que quiere decir: FAVOR. En otras palabras, es porque “perdió el FAVOR”. 


La pregunta es: ¿Por qué perdería ese favor? La respuesta la encontramos en la siguiente frase: porque halló “alguna cosa indecente”.


b. “Por haber hallado alguna cosa indecente”. La palabra “indecente” en hebreo es: Ervat, que también podría traducirse como: desnudez, vergüenza, exposición vergonzosa. Por eso, la interpretación más común es que la “cosa indecente” se refiere a: INFIDELIDAD, es decir, adulterio.


Pero “Erva” también puede traducirse como: “conducta inapropiada”, y allí muchos comenzaron a interpretar que otras cosas también podrían ser “inapropiadas”. Bajo esa otra interpretación, algunos enseñaban que la causa del divorcio podría ser cualquier cosa: tal como que no les gustaba cómo cocina la esposa, o cómo se viste, o no les gustaba su tono de voz, o cualquier otra excusa. 


Esto, más que “una interpretación”, es en realidad “una mala excusa”, porque es evidente que eso va en contra del espíritu de la Ley y del corazón de Dios.


El problema no es el texto bíblico sino que el problema es el corazón humano, y esto fue lo que explicó también Jesús… (Mateo 19:3-12; Marcos 10:1-12; Lucas 16:18)


JESÚS ENSEÑA SOBRE EL DIVORCIO

Vayamos ahora a leer lo que Jesús enseñó acerca del tema del divorcio en Mateo 19: 

(Mateo 19:3) Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?


La respuesta de Jesús nos lleva a la raíz del asunto. Jesús va a Génesis para recordar cuál fue la intención de Dios al unir a un hombre y una mujer: 

(Mateo 19:4-6) Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.


La idea de Dios sobre el matrimonio es UNIR, nunca es separar. Ese es el deseo de Dios. Pero el hombre creyó que, con la ley, Dios le estaba dando “derecho al divorcio”. Por eso, los religiosos preguntaron: 

(Mateo 19:7) ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla?


Jesús lo explicó claramente:

(Mateo 19:8-9) …Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.


La posibilidad del divorcio no es “un derecho”, sino que es una cláusula de protección. La desviación es que los hombres han justificando los divorcios por cualquier cosa, cuando en realidad debería ser una excepción.


Y las excepciones para el divorcio son: por infidelidad (Mateo 5:31-32) o por abuso y maltrato. Sin embargo, debemos saber que, aunque la infidelidad sea causa para el divorcio, eso no quiere decir que sea obligatorio divorciarse, ya que puede darse una reconciliación y restauración. 


POR SANTIDAD, NO FELICIDAD

En estos tiempos modernos, muchos se divorcian diciendo que “ya no son felices”. Lo que citan en las demandas de divorcio es: “diferencias irreconciliables”. Pero pongámonos a pensar: ¿Qué pareja no tiene diferencias? Al oír esto, tal vez se rían, porque no hay pareja que no tenga diferencias. Y muchas veces esas diferencias son las que enriquecen un matrimonio, si lo saben llevar bien. Pero el problema es que ya nadie quiere esforzarse para hacer funcionar un matrimonio; y por supuesto, se necesita de ambos para hacer esto posible, ya que el matrimonio es un camino de dos vías. 


Quiero citar algo que oí decir a un pastor norteamericano: “El objetivo del matrimonio no es la felicidad, sino la santidad. La santidad es lo que debe guiar al matrimonio, y la felicidad vendrá después.” (Gary Hamrick, Cornerstone Chapel, Virgina)


HARTO DE LA INJUSTICIA

En el cierre del capítulo dos de Malaquías, Dios manifiesta que está harto de que los hombres le den vuelta a los argumentos, excusando su pecado.

(Malaquías 2:17) Habéis hecho cansar a Jehová con vuestras palabras. Y decís: ¿En qué le hemos cansado? En que decís: Cualquiera que hace mal agrada a Jehová, y en los tales se complace; o si no, ¿dónde está el Dios de justicia?


Aquí vemos de nuevo el patrón de preguntas y respuestas de Malaquías:

1. Confrontación de Dios: “Habéis hecho cansar a Jehová con vuestras palabras.”

2. Pregunta del pueblo: “¿En qué le hemos cansado? 

3. El problema: “En que decís: Cualquiera que hace mal agrada a Jehová, y en los tales se complace; o si no, ¿dónde está el Dios de justicia?


Hay dos lados del problema: 

  1. Creen que pueden seguir pecando, y aún así ser aceptados por Dios.
  2. Creen que Dios no es justo, porque Él les exige mucho y no les da lo que ellos esperan. 


Pero, ¿no es esto lo que vemos también el día de hoy, cuando los creyentes dicen que Dios es misericordioso, y usan eso como una excusa para seguir pecando? 

Por supuesto que Dios es misericordioso y compasivo, pero la gracia divina no es “derecho para pecar”. 


Ciertamente el Señor es DIOS DE MISERICORDIA, pero igualmente Él es DIOS DE JUSTICIA. Si no aprendemos a ver y apreciar estos dos lados, entonces no conocemos verdaderamente a Dios. 


Con esta exhortación terminamos el capítulo dos. En la próxima entrada estudiaremos el capítulo tres de Malaquías…

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