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viernes, 4 de julio de 2014

HECHOS 15:13-41. Conclusión del Concilio de Jerusalén



Luego de que Pablo y Pedro expusieran sus opiniones y testimonios ante el Concilio de ancianos reunidos en Jerusalén, tomó la palabra Jacobo, a quien también se le conoce en español como Santiago, quien era hermano de Jesús. Sus palabras iban a tener mucho peso, ya que él era el líder principal de la iglesia en Jerusalén.
(Hechos 15:13-14)  Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme.  (14)  Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. 

Aunque los acontecimientos con los gentiles iban en contra de sus paradigmas, Jacobo reconoció que el Señor estaba haciendo algo con los gentiles.  No sólo eso, sino que reconoció que lo estaba aconteciendo era el cumplimiento de lo profetizado en las Escrituras (que tal vez no se había entendido antes, pero ahora se estaba haciendo evidente…)
(Hechos 15:15-18)  Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: (16)  Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar,  (17) para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,  (18)  Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos. 

Jacobo dio su opinión—no personal, sino basada en las Escrituras.  El dijo que lo que estaba aconteciendo con los gentiles concordaba con lo escrito por el profeta Amós. 
(Amós 9:11-12)  En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David,  y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado; (12) para que aquellos sobre los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las naciones, dice Jehová que hace esto.

¿Cuál es el Tabernáculo caído de David?
Algunos interpretan el Tabernáculo caído de David como la interrupción del reinado de David y sus descendientes en Israel.  Salomón todavía reinó sobre un reino unido; pero Israel se dividió en dos casas durante el reinado de Jeroboam, hijo de Salomón.  El profeta Amós vivió cuando las tribus del norte (10) se habían apartado de Judá (que se quedó sólo con la alianza de la tribu de Benjamín y Levi).  Según esta interpretación, la profecía apunta a que el reino de Israel será restaurado a la familia de David; pero no sólo reinarán sobre Israel sino también sobre Edom (hoy Jordania) y todas las naciones.  Esto sucederá cuando el Mesías venga y establezca su Reino Milenario.  Aunque esto es cierto, hay otro aspecto del Tabernáculo de David que debe ser considerado en la interpretación de esta profecía…

Luego del “secuestro del Arca del Pacto” y la trágica muerte de Eli y sus hijos, el Tabernáculo de Moisés (que estaba en Silo) cayó en abandono (1 Samuel).  Eventualmente el Arca regresó a Israel, por milagro de Dios.  Pero se mantuvo prácticamente oculta por 20 años en la casa de Abinadab (1 Sam.7:1-2).  Cuando David era rey, él se propuso llevar el Arca a Jerusalén.  El deseo del rey era construir el Templo para Dios, pero el Señor no se lo permitió, y ese privilegio fue reservado para su hijo Salomón.  Mientras tanto, David levantó un Tienda (o tabernáculo) temporal, diferente al Tabernáculo de Moisés.  La peculiaridad de esta Tienda de David (heb. Sukat David) es que no había mobiliario ni divisiones adentro.  El Arca estaba en medio, y el pueblo iba a adorar allí al Señor.  Era una casa de adoración 24x7 (sin parar), en la cual cualquiera que quisiera adorar a Yehová podía entrar allí, incluyendo a los gentiles creyentes.  Probablemente Jacobo se refería a este aspecto de inclusión de los gentiles en su referencia a la profecía de Amós (9:11-12). 



CONCLUSIÓN DE JACOB
Al final de todo argumento, Jacob llegó a la siguiente conclusión:
(Hechos 15:19-20)  Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios,  (20)  sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.  (21)  Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo. 

La conclusión del Concilio de Jerusalén fue el siguiente: la salvación es por fe, y no por obras, tanto para judíos como para gentiles.  Con esto no quiere decir que los creyentes pueden vivir como quieran, pues es claro que Dios espera que su pueblo sea santo como Él es santo.  Pero para ingresar al Reino de Dios no se requiere de la circuncisión ni el perfecto cumplimiento de la Ley, porque en ese caso nadie entraría.  Jesús pagó el precio de nuestra entrada al Reino; y ya estando adentro, los creyentes deben de vivir según el orden del Reino.  Por eso, Jacobo pide a los líderes que instruyan a los creyentes gentiles en lo básico, y luego aprenderán el resto cuando se expongan a la lectura de la Palabra que se hace todos los días de reposo (heb. Shabat) en las sinagogas. 

Como enseñanza básica, los líderes debían asegurarse de instruir a los gentiles a abstenerse de varias cosas que eran comunes en ese tiempo:

a. Contaminación con ídolos (tanto en comida ofrecida a ídolos como en adoración)
(Exódo 34:12-16)  Cuídate de no hacer pacto con los habitantes de la tierra adonde vas, no sea que esto se convierta en tropezadero en medio de ti;  (13)  sino que derribaréis sus altares y quebraréis sus pilares sagrados y cortaréis sus Aseras  (14)  (pues no adorarás a ningún otro dios, ya que el SEÑOR, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso)  (15)  no sea que hagas pacto con los habitantes de aquella tierra, y cuando se prostituyan con sus dioses y les ofrezcan sacrificios, alguien te invite y comas de su sacrificio;  (16)  y tomes de sus hijas para tus hijos, y ellas se prostituyan con sus dioses, y hagan que también tus hijos se prostituyan con los dioses de ellas.

b. Inmoralidad sexual
(1 Corintios 6:18-20)  Huid de la fornicación. Todos los demás pecados que un hombre comete están fuera del cuerpo, pero el fornicario peca contra su propio cuerpo.  (19)  ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?  (20)  Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
(1 Tesalonicenses 4:3-7)  Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; es decir, que os abstengáis de inmoralidad sexual;  (4)  que cada uno de vosotros sepa cómo poseer su propio vaso en santificación y honor,  (5)  no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios;  (6)  y que nadie peque y defraude a su hermano en este asunto, porque el Señor es el vengador en todas estas cosas, como también antes os lo dijimos y advertimos solemnemente.  (7)  Porque Dios no nos ha llamado a impureza, sino a santificación.

c. No beber sangre ni comer carne con sangre
No debían comer carne con sangre, que proviene de animales que fueron ahogados o ahorcados.  Lo hacían así para que la sangre se quede en la carne, y así sea más suave.  Pero Dios lo prohibió por lo que significa la sangre… 
(Levítico 17:10-14)  Si cualquier hombre de la casa de Israel, o de los forasteros que residen entre ellos, come sangre, yo pondré mi rostro contra esa persona que coma sangre, y la cortaré de entre su pueblo.  (11) Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la he dado sobre el altar para hacer expiación por vuestras almas; porque es la sangre, por razón de la vida, la que hace expiación.  (12)  Por tanto dije a los hijos de Israel: Ninguna persona entre vosotros comerá sangre; tampoco comerá sangre ningún forastero que reside entre vosotros.  (13)  Y cuando algún hombre de los hijos de Israel o de los forasteros que residen entre ellos, que al cazar capture un animal o un ave que sea permitido comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra.  (14) Porque en cuanto a la vida de toda carne, su sangre es su vida. Por tanto, dije a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre; cualquiera que la coma será exterminado.

El mandamiento de no comer sangre está desde los tiempos de Noé, y era un mandamiento para toda la humanidad.  Antes del Diluvio, la dieta del hombre era vegetariana (Gen. 1:29). 
(Génesis 9:3-4)  Todo lo que se mueve y tiene vida os será para alimento: todo os lo doy como os di la hierba verde.  (4)  Pero carne con su vida, es decir, con su sangre, no comeréis.

CARTA A LAS IGLESIAS
Luego que el Concilio de Jerusalén hubiera llegado a una conclusión sobre el tema de la inclusión de los gentiles entre el Pueblo de Dios, ellos decidieron escribir una carta para comunicar formalmente las decisiones de los apóstoles. 
(Hechos 15:22-29)  Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos; (23) y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud.  (24)  Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, (25) nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, (26)  hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.  (27)  Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo.  (28)  Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: (29) que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis.  Pasadlo bien. 

Esta carta fue escrita, pero también iba acompañada de representantes de Jerusalén, para dar testimonio que lo dicho por Pablo y Bernabé era también la opinión oficial de los líderes de la iglesia.  Esto fue necesario porque los fariseos que habían llegado a Antioquía (cap. 14) habían creado confusión entre los miembros de esa congregación.
(Hechos 15:30-33)  Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta;  (31) habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación.  (32)  Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras.  (33)  Y pasando algún tiempo allí,  fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado.  (34) Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí. 

Pablo y Bernabé hacían un buen equipo.  Ellos siguieron trabajando juntos en Antioquía, enseñando en esa congregación. 
(Hechos 15:35)  Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos. 

Aunque estaban contentos con todo lo que pasaba en Antioquía, en el fondo de su mente no dejaron de considerar a las congregaciones que dejaron formadas en Asia Menor.  Por eso decidieron ir a visitarlas; lamentablemente tuvieron un conflicto en el proceso…
(Hechos 15:36-38)  Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están.  (37)  Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos;  (38)  pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra. 

Este fue un desacuerdo que Pablo y Bernabé no pudieron superar.  A partir de ese momento, cada uno tomó su propio rumbo.
(Hechos 15:39-41)  Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre,  (40) y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, (41) y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.

Así comenzó el segundo Viaje de Pablo (Siria y Cilicia).  En el siguiente capítulo leeremos sobre el resto del viaje…


1 comentario:

  1. Gracias. Magnífico resumen y aclaradas mis dudas de quién era Jacobo.

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