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jueves, 22 de mayo de 2014

HECHOS 9:1-31. Conversión de Saulo



En los capítulos anteriores comenzamos a ver la persecución que se levantó en contra de los creyentes en Jesús.  Esa persecución se recrudeció, al punto que muchos huyeron de Jerusalén.  Pero los creyentes no callaron, sino que a donde iban, daban testimonio de Jesús. 

En lugar de lograr callar el Evangelio, la persecución causó que el mensaje se propagara aún más…
(Hechos 8:4)  Así que los que habían sido esparcidos iban predicando la palabra.

SAULO
Uno de los opositores más fuertes en contra de los creyentes, en esos primeros años, fue un joven lleno de celo llamado Saulo, quien estuvo presente en la muerte de Esteban.
(Hechos 8:1-3)  Y Saulo estaba de completo acuerdo con ellos en su muerte. En aquel día se desató una gran persecución en contra de la iglesia en Jerusalén, y todos fueron esparcidos por las regiones de Judea y Samaria, excepto los apóstoles.  (2)  Y algunos hombres piadosos sepultaron a Esteban, y lloraron a gran voz por él.  (3)  Pero Saulo hacía estragos en la iglesia entrando de casa en casa, y arrastrando a hombres y mujeres, los echaba en la cárcel. 

Viendo la propagación de la fe en Jesús, Saulo no se quedó con los brazos cruzados y se ofreció a perseguirlos más allá de los muros de Jerusalén y las fronteras de Judea…
(Hechos 9:1-2)  Saulo, respirando todavía amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, fue al sumo sacerdote,  (2)  y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos que pertenecieran al Camino, tanto hombres como mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén. 

Al final de Hechos está descrita la forma en que Saulo persiguió a la iglesia al principio, y esa descripción fue hecho por él mismo…
(Hechos 26:9-11)  Yo ciertamente había creído que debía hacer muchos males en contra del nombre de Jesús de Nazaret.  (10)  Y esto es precisamente lo que hice en Jerusalén; no sólo encerré en cárceles a muchos de los santos con la autoridad recibida de los principales sacerdotes, sino que también, cuando eran condenados a muerte, yo daba mi voto contra ellos .  (11)  Y castigándolos con frecuencia en todas las sinagogas, procuraba obligarlos a blasfemar; y enfurecido en gran manera contra ellos, seguía persiguiéndolos aun hasta en las ciudades extranjeras.

EN CAMINO A DAMASCO
El celoso joven Saulo ofreció a los líderes salir a perseguir a los creyentes aun a ciudades lejanas donde muchos se habían refugiado.  Una de estas ciudades era Damasco.

Damasco es la ciudad principal de Siria, nación que queda al norte de Israel, aproximadamente a unos 220 kms de distancia.  Esa ciudad estaba fuera de la jurisdicción de Judea, pero hasta allí persiguieron a los creyentes.  Saulo se ofreció a atrapar a los judíos que habían creído en Yeshua y se habían escondido en otras ciudades.  Estaba dispuesto a ir tan lejos como Damasco, donde había una gran comunidad de judíos.  Él tenía permiso del sumo sacerdote.  Luego de atraparlos, él los llevaría de regreso a Jerusalén (es decir, los repatriaría); y allí se les juzgaría en las cortes religiosas, pues la “falta” que cometían los creyentes judíos no era civil sino religiosa.

Como comentamos en el estudio del capítulo anterior, Saulo perseguía a los cristianos con la intención de defender su religión, y no por intereses personales.  Podría decirse que su intención era “limpia”—pero como dice el refrán: “De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”.   En Proverbios está escrito:
(Proverbios 16:25)  Hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final es camino de muerte.

Aunque las intenciones de Saulo no eran malas, las acciones que estaba haciendo sí lo eran, y por ello el Señor mismo lo frenó…
(Hechos 9:3-6)  Y sucedió que mientras viajaba, al acercarse a Damasco, de repente resplandeció en su derredor una luz del cielo;  (4)  y al caer a tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?  (5)  Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y El respondió: Yo soy Jesús a quien tú persigues;  (6)  levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. 

El Señor mismo se le presentó a Saulo, y le hizo ver que estaba yendo en contra del Plan de Dios.  Evidentemente el Señor vio el corazón de Saulo y su voluntad de defender la verdad.  Dios pudo haberlo frenado y destruido, pero no lo hizo porque Saulo iba a ser usado en el verdadero Plan de Dios. 

En este capítulo no vemos muchos detalles de lo que el Señor le reveló a Saulo, pero en el capítulo 26, él describe con más detalles lo que sucedió…
(Hechos 26:12-15)  Ocupado en esto, cuando iba para Damasco con autoridad y comisión de los principales sacerdotes,  (13)  al mediodía, oh rey, yendo de camino, vi una luz procedente del cielo más brillante que el sol, que resplandecía en torno mío y de los que viajaban conmigo.  (14)  Y después de que todos caímos al suelo, oí una voz que me decía en el idioma hebreo: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.  (15)  Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús a quien tú persigues. 

COCES CONTRA EL AGUIJÓN
El Señor no sólo le habló en hebreo, sino que usó una imagen que era común en aquel tiempo para hacerle ver a Saulo lo que estaba haciendo.  El dijo: “Dura cosa te es dar coces contra el aguijón”. 

El “Aguijón o aguijada” era un instrumento punzante que era utilizada para enderezar a los bueyes en el arado.  Era un tipo de vara con una punta pequeña de hierro en la extremidad superior, con la cual se pican y aguijonan los bueyes cuando tiran del arado o de la carreta.  Los bueyes necesitan que los piquen de cuando en cuando, para animarlos al trabajo y que sostengan su paso; sin esto, ellos aflojarían el paso hasta el punto de no querer andar. Por otro lado, al otro extremo de la vara, hay una especie de paleta de hierro que sirve al labrador para quitar el lodo cuando se pega al arado, pues este lodo frena a los bueyes en su labor.  A veces los bueyes se molestaban al recibir los aguijones de la vara, y algunos pateaban la vara, pero terminaban más lastimados.

Los sabios judíos comparan la Torá y la enseñanza de los maestros a esos aguijones, debido a lo que está escrito en Eclesiastés:
(Eclesiastés 12:11)  Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados, las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.

En el Midrash (escritos judíos) está escrito que la Torá es un aguijón que el Señor usa para mantenernos en su camino.
(Isaías 48:17-18)  Así dice Jehová, tu Redentor, el Santo de Israel: Yo soy Jehová tu Dios, que te enseña para provecho, que te conduce por el camino en que debes andar.  (18)  ¡Oh si hubieras atendido a mis mandamientos! Entonces tu paz habría sido como un río, y tu justicia como las ondas del mar.

Saulo no estaba yendo en contra de la Torá per se, pero sí en contra de la voluntad de Dios y de la enseñanza de su maestro Gamaliel (Hechos 5: 34-39).  Por eso Jesús le dijo: “Dura cosa es dar coces contra el aguijón”.  Al perseguir a los creyentes en Yeshua es como si estuviera persiguiendo al Señor mismo.  Por otro lado, Saulo estaba yendo en contra de lo que había dicho su maestro Gamaliel, quien había recomendado no perseguir a los cristianos.

LLAMADO DE SAULO
En el capítulo 26 de Hechos vemos que el Señor no sólo se le reveló a Saulo, sino que lo llamó para que sirviera a Dios en Su Plan Divino. 
(Hechos 26:16-18)  Pero levántate y ponte en pie; porque te he aparecido con el fin de designarte como ministro y testigo, no sólo de las cosas que has visto, sino también de aquellas en que me apareceré a ti;  (17)  librándote del pueblo judío y de los gentiles, a los cuales yo te envío,  (18)  para que abras sus ojos a fin de que se vuelvan de la oscuridad a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe en mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados.

CEGUERA TEMPORAL
Saulo no iba solo en esa ocasión; otros hombres lo acompañaban.  Ellos también oyeron la voz, pero no les fueron abiertos sus ojos para ver al Señor. 
(Hechos 9:7-9)  Los hombres que iban con él se detuvieron atónitos, oyendo la voz, pero sin ver a nadie.  (8)  Saulo se levantó del suelo, y aunque sus ojos estaban abiertos, no veía nada; y llevándolo por la mano, lo trajeron a Damasco.  (9)  Y estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. 

Saulo quedó inmovilizado luego del encuentro con el Señor, no sólo por el hecho de haber quedado ciego por ver la presencia de Dios, sino también por la revelación que acababa de recibir.  Seguramente él estaba en estado de “shock”…impactado, anonadado, tratando de entender lo que acababa de experimentar.  Él había llegado a Damasco con el propósito de atrapar a los creyentes en Yeshua que allí se habían escondido.  Según él, lo estaba haciendo para defender su religión, pero ahora había recibido la revelación que Jesús efectivamente era el Señor.  ¿Cómo procesar eso, y cómo hacer un cambio de paradigma tan grande?  Para ayudarlo en la transición, el Señor le envió ayuda…
(Hechos 9:10-12)  Había en Damasco cierto discípulo llamado Ananías; y el Señor le dijo en una visión: Ananías. Y él dijo: Heme aquí, Señor.  (11)  Y el Señor le dijo: Levántate y ve a la calle que se llama Derecha, y pregunta en la casa de Judas por un hombre de Tarso llamado Saulo, porque, he aquí, está orando,  (12)  y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista. 



El Señor no sólo le habló a Saulo en el camino a Damasco, sino que le siguió hablando en ese tiempo en que estuvo ciego.   Pero seguramente necesitaba ayuda, y por eso el Señor quería enviar a Ananías para que orara por él.  Pero este siervo de Dios tenía miedo de Saulo por obvias razones…
(Hechos 9:13-14)  Pero Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuánto mal ha hecho a tus santos en Jerusalén,  (14)  y aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. 

El propósito de Dios para enviar a Ananías ante Saulo no sólo era para que él ayudara a Saulo; también el Señor quería dejar testimonio a todos los creyentes de lo que Dios podía hacer en el corazón de los hombres.  Tanto Saulo como los cristianos iban a aprender de esta experiencia. 

En ese momento, el Señor profetizó al siervo sobre el llamado de Saulo.  El perseguidor se va a convertir en el más ferviente defensor de la fe, y él mismo va a ser perseguido por creer en Yeshua…
(Hechos 9:15-16)  Pero el Señor le dijo: Ve, porque él me es un instrumento escogido, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de los reyes y de los hijos de Israel;  (16)  porque yo le mostraré cuánto debe padecer por mi nombre. 

Seguramente Ananías quedó atónito ante tal revelación, y con su fe fortalecida se dirigió a buscar a Saulo en la dirección que el Señor le dio…
(Hechos 9:17-18)  Ananías fue y entró en la casa, y después de poner las manos sobre él, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.  (18)  Al instante cayeron de sus ojos como unas escamas, y recobró la vista; y se levantó y fue bautizado. 

En el capítulo 22 de Hechos, también está descrito este encuentro de Ananías con Saulo…
(Hechos 22:12-16)  Entonces un Ananías, varón piadoso conforme a la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que moraban allí,  (13)  vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella hora le miré.  (14)  Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido, para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca.  (15)  Porque serás testigo suyo ante todos los hombres de lo que has visto y oído.  (16)  Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y sé bautizado; y lava tus pecados invocando el nombre del Señor.

Después de esto, Saulo se recobró por completo, y comenzó su nueva vida…
(Hechos 9:19)  Tomó alimentos y cobró fuerzas. Y por varios días estuvo con los discípulos que estaban en Damasco. 

Los cristianos estaban impresionados al ver el cambio en Saulo, pues en lugar de perseguirlos, él mismo estaba predicando el Evangelio…
(Hechos 9:20-22)  Y enseguida se puso a predicar a Jesús en las sinagogas, diciendo: El es el Hijo de Dios.  (21)  Y todos los que lo escuchaban estaban asombrados y decían: ¿No es éste el que en Jerusalén destruía a los que invocaban este nombre, y el que había venido aquí con este propósito: para llevarlos atados ante los principales sacerdotes?  (22)  Pero Saulo seguía fortaleciéndose y confundiendo a los judíos que habitaban en Damasco, demostrando que este Jesús es el Cristo. 

Lamentablemente, no todos se alegraron por la transformación de Saulo. Originalmente él tenía planeado llegar a la sinagoga local en Damasco, y luego de presentar sus credenciales, comenzar con su misión de atrapar a los cristianos.  Pero cuando los judíos de la sinagoga se dieron cuenta que Saulo no estaba cumpliendo su misión, sino que al contrario comenzó a predicar su nueva fe en Jesús, ellos se molestaron y decidieron deshacerse de él.  Ahora el perseguidor se convirtió en perseguido…
(Hechos 9:23-25)  Después de muchos días, los judíos tramaron deshacerse de él,  (24)  pero su conjura llegó al conocimiento de Saulo. Y aun vigilaban las puertas día y noche con el propósito de matarlo;  (25)  pero sus discípulos lo tomaron de noche y lo sacaron por una abertura en la muralla, bajándolo en una canasta. 

La frase: “Después de muchos días” podría también traducirse: “cuando los días habían llegado a su plenitud”, es decir, cuando se cumplió el tiempo determinado por Dios.  A simple vista podríamos pensar que pasaron unos días o semanas, pero la realidad es que habían pasado tres años, tal como lo indica Pablo en Gálatas…
(Gálatas 1:15-24)  Pero cuando Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien  (16)  revelar a su Hijo en mí para que yo le anunciara entre los gentiles, no consulté enseguida con carne y sangre,  (17)  ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo, sino que fui a Arabia, y regresé otra vez a Damasco.  (18)  Entonces, tres años después, subí a Jerusalén para conocer a Pedro, y estuve con él quince días.  (19)  Pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo, el hermano del Señor.  (20)  (En lo que os escribo, os aseguro delante de Dios que no miento.)  (21)  Después fui a las regiones de Siria y Cilicia.  (22)  Pero todavía no era conocido en persona en las iglesias de Judea que eran en Cristo;  (23)  sino que sólo oían decir: El que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en un tiempo quería destruir.  (24)  Y glorificaban a Dios por causa de mí.

En la carta a los Corintios, Pablo señala que los judíos de Damasco lo persiguieron con el apoyo del gobierno local (tal vez por falso testimonio).
(2 Corintios 11:32-33) En Damasco, el gobernador bajo el rey Aretas, vigilaba la ciudad de los damascenos con el fin de prenderme,  (33)  pero me bajaron en un cesto por una ventana en la muralla, y así escapé de sus manos.

Mientras que unos perseguían a Saulo, otros lo defendían y lo ayudaban a huir…


DE REGRESO EN JERUSALÉN
Cuando Saulo regresó a su casa en Jerusalén, lógicamente él buscó a los apóstoles, con quienes ahora compartía la misma fe.  Pero no todos confiaban en la noticia de su conversión, ya que sospechaban que podía ser una treta para atraparlos…
(Hechos 9:26)  Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; y todos le temían, no creyendo que era discípulo. 

A veces el miedo nos puede cegar, y no nos permite ver las maravillas que el Señor hace a nuestro alrededor.  Sólo un hombre se atrevió a hablarle, y fue Bernabé.  Él lo oyó y se dio cuenta que su conversión había sido real…
(Hechos 9:27-28)  Pero Bernabé lo tomó y lo presentó a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto al Señor en el camino, y que El le había hablado, y cómo en Damasco había hablado con valor en el nombre de Jesús.  (28)  Y estaba con ellos moviéndose libremente en Jerusalén, hablando con valor en el nombre del Señor. 

El testimonio más fehaciente de la conversión de Saulo no fue que dejara de perseguir a los creyentes, sino que comenzara a predicar sobre su fe…
(Hechos 9:29)  También hablaba y discutía con los judíos helenistas; mas éstos intentaban matarlo. 

De nuevo vemos que el perseguidor se volvió en perseguido…
(Hechos 9:30)  Pero cuando los hermanos lo supieron, lo llevaron a Cesarea, y de allí lo enviaron a Tarso. 

Cesarea era el lugar a donde el Señor llevó a Felipe, luego del encuentro con el etíope.  Seguramente allí se formó una comunidad de creyentes entre quienes Saulo podía refugiarse (8:40).  Eventualmente, Saulo tuvo que huir a Tarso, de donde él era originalmente (9:11).

JESÚS LE APARECE POR SEGUNDA VEZ
La razón por lo que Saulo huyó de Jerusalén no fue porque tuviera miedo a la persecución, ya que estaba dispuesto a enfrentarla.  Tampoco se dejó convencer por los hermanos de la fe.  La razón está escrita en el capítulo 22, según Saulo lo contó después…
(Hechos 22:17-20)  Y aconteció que cuando regresé a Jerusalén y me hallaba orando en el templo, caí en un éxtasis,  (18)  y vi al Señor que me decía: "Apresúrate y sal pronto de Jerusalén porque no aceptarán tu testimonio acerca de mí."  (19)  Y yo dije: "Señor, ellos saben bien que en una sinagoga tras otra, yo encarcelaba y azotaba a los que creían en ti.  (20)  "Y cuando se derramaba la sangre de tu testigo Esteban, allí estaba también yo dando mi aprobación, y cuidando los mantos de los que lo estaban matando." 

En términos humanos, Saulo parecía la persona indicada para hablar a los judíos y a los líderes religiosos porque él era uno de ellos.  Pero el Señor mismo se le apareció a Saulo, y le instruyó que se saliera de Jerusalén, ya que su misión no era para los judíos sino para los gentiles…
(Hechos 22:21)  Pero El me dijo: "Ve, porque te voy a enviar lejos, a los gentiles." 


TIEMPO DE PAZ Y CRECIMIENTO
Luego de la conversión de Pablo, la iglesia disfrutó de un respiro.  La persecución bajó a un mínimo.  Por un tiempo, el Señor había permitido la persecución para que el Evangelio se propagara.  Pero ahora era tiempo de madurar y crecer, y el Señor envió paz…
(Hechos 9:31)  Entretanto la iglesia gozaba de paz por toda Judea, Galilea y Samaria, y era edificada; y andando en el temor del Señor y en la fortaleza del Espíritu Santo, seguía creciendo. 

Esta paz no duró para siempre, pues unas décadas después se levantó una gran campaña de los romanos contra los judíos en todo el imperio romano.  Justamente en Damasco murieron unos 10,000 judíos en una campaña contra los judíos.  Los ciudadanos de Damasco se unieron a los romanos, y persiguieron a los judíos locales, entregándolos a los romanos en el estadio de la ciudad, donde fueron degollados todos. 


CAMBIO DE NOMBRE
Algunos comentaristas dicen que en este capítulo le fue cambiado el nombre de Saulo a Pablo, pero eso no es exactamente cierto.   Dios no le “cambió” el nombre, sino que fue un cambio cultural.  A partir del momento en que Saulo comenzó su ministerio entre los gentiles, vemos el cambio de nombre en la narrativa.  El nombre de “Saulo” (en hebreo Shaul) no era adecuado para el mundo griego, ya que la palabra griega “saulos” significa: “pretencioso”. 


En este momento, la narrativa deja un momento a Saulo, y regresa a Pedro.  En la próxima entrada, estudiaremos el final del capítulo nueve…

14 comentarios:

  1. me gusto mucho el análisis, tiene capsulas muy importantes, que de seguro me serán muy útiles en el trabajo misionero y de enseñanza que estamos llevando a cabo. Dios les bendiga!!!

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  2. muy bueno excelente. Dios le bendiga

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  3. Gracias x la instrucción!!! Muy edificante!! Dios siga dándole fortaleza y sabiduría! Bendiciones!!

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  4. Muy lindo estudio...
    Esto predicaron hoy en la iglesia y habían detalles que no terminaba de entender y gracias a esto pues ya comprendo todo.. Dios bendiga su vida. Amén

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  5. Gracias por su explicacion bien detallada sobre Saulo y la obediencia de Ananias y de Bernabe su labor como hermano de la fe.

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  6. Dios lo bendiga muy útil este estudio...

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  7. Muy útil Y edificante el análisis.Dios lo bendiga.

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  8. Me es de gran ayuda, muchas gracias.

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  9. Muy bueno el estudio sigan enseñándonos más porfavor Dios les bendiga.

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  10. Gracia a Dios que les da sabiduría y entendimiento para enseñar gracias es de buena ayuda está enseñansa

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  11. Me está sirviendo mucho este estudio.Muchas gracias y bendiciones.

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  12. Hola mis hermanos aquí vemos que Diis nos habla siempre atravez de su palabra en la cuál Dios quiere que seamos ese instrumento para hablar del señor Jesús y que muchas gente se convierta de las tinieblas a su luz admirable , y el señor quiere que hablemos de El de su amor y milagros que el hace a todo aquel que crea,

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  13. Gracias por compartir, tan valioso contenido!

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  14. Gracias por éste hermoso trabajo yo lo uso para mis

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Son bienvenidos las dudas y comentarios (con el entendido que se hagan con respeto)...