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miércoles, 19 de marzo de 2014

HECHOS 6: Organización de la Comunidad Creyente




Así como los apóstoles lo dejaron todo para seguir a Jesús, de igual manera muchos nuevos creyentes vendieron todo lo que tenían y lo entregaban a los apóstoles para ser discipulados por ellos.   

A Jesús le siguieron 12 discípulos fieles.  Ellos vivían juntos, comían y viajaban juntos.  Tenían sus bienes en común.  Luego que Jesús partió, los apóstoles comenzaron a hacer lo mismo con sus nuevos discípulos.  Pero el número de seguidores creció a tal punto que les estaba siendo difícil administrarlo todo.  Como es de sospechar, comenzaron a surgir problemas…
(Hechos 6:1)  Por aquellos días, al multiplicarse el número  de los discípulos, surgió una queja de parte de los judíos helenistas en contra de los judíos nativos, porque sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos. 

Los “judíos helenistas” eran los que provenían del extranjero, específicamente las provincias griegas.  La palabra helenista viene de: Hellas, que significa Grecia.  Los “judíos nativos” eran los que habían nacido y crecido en la Tierra de Israel.  Evidentemente se les estaba dando privilegios a los nativos en contra de los extranjeros.  La queja específica era que sus viudas eran desentendidas.  Claramente eso era inaceptable. 

El dinero de la venta de propiedades no sólo era utilizada para cubrir las necesidades de los líderes y los discípulos sino también para sus familias inmediatas, si los acompañaban (Hechos 2:45; 4:35).  Pero iban más allá, ya que también ayudaban a los pobres, a las viudas y a los huérfanos, tal como lo manda la Biblia.  

AYUDA AL NECESITADO
Hoy en día la sociedad espera que el Gobierno cubra las necesidades del pueblo, pero ese no es el orden que establece la Biblia.  La ayuda debe venir del mismo pueblo de Dios. 
(Deuteronomio 15:4-8)  Y no habrá menesteroso entre vosotros, ya que el SEÑOR de cierto te bendecirá en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da por heredad para poseerla,  (5)  si sólo escuchas fielmente la voz del SEÑOR tu Dios, para guardar cuidadosamente todo este mandamiento que te ordeno hoy.  (6)  Pues el SEÑOR tu Dios te bendecirá como te ha prometido, y tú prestarás a muchas naciones, pero tú no tomarás prestado; y tendrás dominio sobre muchas naciones, pero ellas no tendrán dominio sobre ti.  (7)  Si hay un menesteroso contigo, uno de tus hermanos, en cualquiera de tus ciudades en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano a tu hermano pobre,  (8)  sino que le abrirás libremente tu mano, y con generosidad le prestarás lo que le haga falta para cubrir sus necesidades.
(Deuteronomio 15:10-11)  Con generosidad le darás, y no te dolerá el corazón cuando le des, ya que el SEÑOR tu Dios te bendecirá por esto en todo tu trabajo y en todo lo que emprendas.  (11)  Porque nunca faltarán pobres en tu tierra; por eso te ordeno, diciendo: "Con liberalidad abrirás tu mano a tu hermano, al necesitado y al pobre en tu tierra."


En Hechos vemos que los apóstoles estaban ayudando a las viudas.  Hoy en día la Iglesia también debería velar por las viudas y los huérfanos.  El corazón de Dios está con ellos, no sólo por su necesidad sino por su vulnerabilidad, ya que en el mundo la gente tiende a aprovecharse de ellos en lugar de ayudarles.   La gente se aprovecha de la necesidad del prójimo, y Dios salta en defensa de ellos…
(Éxodo 22:22-25)  A la viuda y al huérfano no afligiréis.  (23)  Si lo afliges y él clama a mí, ciertamente yo escucharé su clamor,  (24)  y se encenderá mi ira y os mataré a espada, y vuestras mujeres quedarán viudas y vuestros hijos huérfanos.  (25)  Si prestas dinero a mi pueblo, a los pobres entre vosotros, no serás usurero con él; no le cobrarás interés.

(Isaías 10:1-3)  ¡Ay de los que decretan estatutos inicuos, y de los que constantemente escriben decisiones injustas,  (2)  para privar de justicia a los necesitados, para robar de sus derechos a los pobres de mi pueblo, para hacer de las viudas su botín, y despojar a los huérfanos!  (3)  ¿Y que haréis en el día del castigo, en la devastación que vendrá de lejos? ¿A quién huiréis por auxilio? ¿Y dónde dejaréis vuestra riqueza?

El corazón de Dios está con las viudas, los huérfanos y los necesitados, y el Señor se declara defensor de ellos…
(Salmo 68:5-6)  Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su santa morada.  (6)  Dios prepara un hogar para los solitarios; conduce a los cautivos a prosperidad; sólo los rebeldes habitan en una tierra seca.

Santiago señala que la verdadera práctica cristiana no sólo es cumplir los mandamientos sino hacer lo que está en su corazón, que incluye a los huérfanos y las viudas. 
(Santiago 1:27)  La religión pura y sin mácula delante de nuestro Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo.

REORGANIZACIÓN DE LA COMUNIDAD CREYENTE
En la comunidad de creyentes de la iglesia primitiva, no estaban velando por todas las viudas.  Pero démosles el beneficio de la duda, pues tal vez no era por mala voluntad sino por descuido o por falta de alcance. 

Se hace evidente la buena intención de los apóstoles, ya que ellos se dispusieron a cambiar la situación.  En el proceso, se dieron cuenta que su labor no se daba abasto para la necesidades que debían cubrir, por lo tanto, necesitaban de la colaboración de más hermanos…
(Hechos 6:2)  Entonces los doce convocaron a la congregación de los discípulos, y dijeron: No es conveniente que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir mesas. 

Hasta ese momento, los apóstoles no sólo estaban dedicados a enseñar, sino también a servir a los creyentes.  Pero se dieron cuenta que era imposible hacer ambas cosas.  Por lo tanto, decidieron elegir a otros hermanos para que se dedicaran a los asuntos administrativos, mientras que ellos servían a la comunidad con la Palabra de Dios.  
(Hechos 6:3-4)  Por tanto, hermanos, escoged de entre vosotros siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo  y de sabiduría, a quienes podamos encargar esta tarea.  (4)  Y nosotros nos entregaremos a la oración y al ministerio de la palabra. 

Es interesante notar que los requisitos para estos servidores no eran sólo  materiales  sino sobre todo espirituales.  Eligieron a personas capaces para llevar la tarea física, pero asegurándose que ellos también estuvieran “llenos del Espíritu Santo y de sabiduría” (6:3).  Más importante que la capacidad natural es la voluntad de ser guiado por Dios (de lo contrario, sólo hará una obra humana). 

En la elección de los servidores participaron todos.  No se trataba de una “elección democrática” sino de una elección en la que todos dieran buen testimonio de aquellos a quienes estaban eligiendo.
(Hechos 6:5-6)  Lo propuesto tuvo la aprobación de toda la congregación, y escogieron a Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía;  (6)  a los cuales presentaron ante los apóstoles, y después de orar, pusieron sus manos sobre ellos. 

Más adelante en la Biblia, a estos siervos colaboradores se les llama: “diáconos”.  La palabra viene del griego: Diako, que se usaba para describir a la persona que ayuda y hace los mandados.   En la carta a Timoteo, Pablo describe las cualidades básicas que debe tener un diácono:
(1 Timoteo 3:8-13)  De la misma manera, también los diáconos deben ser dignos, de una sola palabra, no dados al mucho vino, ni amantes de ganancias deshonestas,  (9)  sino guardando el misterio de la fe con limpia conciencia.  (10)  Que también éstos sean sometidos a prueba primero, y si son irreprensibles, que entonces sirvan como diáconos.  (11)  De igual manera, las mujeres deben ser dignas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.  (12)  Que los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus propias casas.  (13)  Pues los que han servido bien como diáconos obtienen para sí una posición honrosa y gran confianza en la fe que es en Cristo Jesús.

La colaboración de los siervos o diáconos ayudó a que los apóstoles pudieran dedicarse a enseñar y discipular.
(Hechos 6:7)  Y la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Jerusalén, y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. 

No sólo el número de creyentes creció, sino también de discípulos, es decir, los que lo dejaban todo para seguir a los apóstoles.  Lo más sorprendente es que entre ellos se añadieron levitas.

PERSECUCIÓN CONTRA ESTEBAN
Entre los diáconos o siervos se menciona a uno es especial: Esteban, quien sobresalió de todos los demás. 
(Hechos 6:8)  Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. 

Lo que lo distinguía no eran sus habilidades naturales, las cuales no se mencionan. Su ventaja comparativa es que estaba “lleno de fe y del Espíritu Santo”.  Debido a esto, el Señor lo usó poderosamente haciendo milagros a través de él.  Para ser usados por Dios, todo lo que tenemos que hacer es creer y hacer lo que Él nos indica—lo demás lo hace el Señor. 

Esteban comenzó a hacer una diferencia, y ello atrajo el antagonismo de algunos…
(Hechos 6:9)  Pero se levantaron algunos de la sinagoga llamada de los Libertos, incluyendo tanto cireneos como alejandrinos, y algunos de Cilicia y de Asia, y discutían con Esteban. 

Se cree que la “Sinagoga de los Libertos” era el lugar donde se reunían los judíos que habían caído como esclavos de los romanos en el tiempo de la invasión romana en Judea.  Pero muchos de ellos habían sido puestos en libertad, y se habían establecido en las provincias romanas.  Aparentemente la mayoría de estos ex esclavos provenían de Cirene (Libia), Alejandría (Egipto), Cilicia (sur de Turquía) y Asia Menor (el resto de Turquía). Pero algunos de ellos habían regresado a la Tierra prometida.  Sin embargo, por no ser originarios de Israel, no eran socialmente aceptados como los nativos.  Pero muchos de ellos trataban de vivir un judaísmo más ortodoxo que los demás para probar que eran judíos fieles.

Estos judíos “libertos” argumentaban con los apóstoles cuestiones de doctrina.  Pero con la sabiduría que Dios le dio a Esteban, él les ganaba en los argumentos.
(Hechos 6:10)  Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. 

Como no pudieron contra Esteban por las buenas, lo hicieron por las malas…
(Hechos 6:11-14)  Entonces, en secreto persuadieron a algunos hombres para que dijeran: Le hemos oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.  (12)  Y alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y cayendo sobre él , lo arrebataron y lo trajeron en presencia del concilio.  (13)  Y presentaron testigos falsos que dijeron: Este hombre continuamente habla en contra de este lugar santo y de la ley;  (14)  porque le hemos oído decir que este nazareno, Jesús, destruirá este lugar, y cambiará las tradiciones que Moisés nos legó. 

A pesar de las falsas acusaciones, Esteban no perdió la compostura sino que estaba en paz…
(Hechos 6:15)  Y al fijar la mirada en él, todos los que estaban sentados en el concilio vieron su rostro como el rostro de un ángel.


En el próximo capítulo leeremos sobre la defensa de Esteban y lo que le sucederá después…

2 comentarios:

  1. Gracias por su buena explicación mi Sr. Le ciga bendiciendo

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  2. Está interesante ese trabajo y muy explicativo

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Son bienvenidos las dudas y comentarios (con el entendido que se hagan con respeto)...