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viernes, 17 de enero de 2014

GENESIS 49:1-4. Bendición final de Jacob a sus hijos



BENDICIÓN FINAL
Antes de morir, Jacob convocó a todos sus hijos para bendecir a cada uno.  En la cultura bíblica, esa última bendición del padre es muy importante, y es considerada como parte de la herencia que un padre les deja a sus hijos. 

La bendición de Jacob no consistía en desear buenas cosas para los hijos.  La bendición bíblica no está basada en “buenos deseos”, sino en una apreciación profética.  Está basada en la apreciación del carácter de cada hijo, según el padre lo aprecia con ojos espirituales.  En otras palabras, la “bendición paterno” son palabras proféticas que reflejan lo que el padre ve con ojos espirituales en los hijos. 

Lo curioso de la bendición final de Jacob es que sus palabras no sólo iban dirigidas a sus hijos, sino que estaban proyectadas también a su descendencia después de ellos.   

Jacob tuvo una revelación de lo que acontecería en los “días venideros”.  El texto en hebreo dice: Ajarit HaYamim, que literalmente significa: últimos días.
(Gen. 49:1-2)  Entonces Jacob llamó a sus hijos, y dijo: Reuníos para que os haga saber lo que os ha de acontecer en los días venideros.  (2)  Juntaos y oíd, hijos de Jacob, y escuchad a Israel vuestro padre. 

Las palabras de Jacob a sus hijos no sólo fueron una bendición sino una profecía.

TODOS ELEGIDOS
En ese tiempo Jacob llegó a entender que el proceso de selección ya había terminado.  Dios no iba a elegir a uno de sus hijos y rechazar a otros.  A partir de ese momento, todos iban a formar parte de la nación que Dios estaba formando para traer bendición a todas las familias de la Tierra, tal como lo había prometido a Abraham e Isaac (Gen. 12:1-3; Gen. 26:3-4).


BENDICIONES
A continuación veremos las bendiciones que Jacob le dio a cada uno de sus hijos…

1.  RUBEN
La bendición final para Rubén fue la siguiente:
(Gen. 49:3-4)  Rubén, tú eres mi primogénito, mi poderío y el principio de mi vigor, prominente en dignidad y prominente en poder.  (4)  Incontrolable como el agua, no tendrás preeminencia, porque subiste a la cama de tu padre, y la profanaste: él subió a mi lecho. 

Tal vez nos parezca una extraña forma de bendecir, ya que son palabras fuertes.  Pero recordemos que esta bendición final es una profecía. 

Rubén era el hijo primogénito de Jacob.  Como tal, le pertenecía el liderazgo de la familia y la doble porción, los cuales eran los derechos de primogenitura (Deut. 21:17). Sin embargo, en sus últimas palabras, Jacob le dijo a Rubén que él había perdido su derecho como primogénito, a causa del pecado que había cometido. 
(Gen. 35:22)  Y aconteció que mientras Israel moraba en aquella tierra, Rubén fue y se acostó con Bilha, concubina de su padre; e Israel lo supo. Y los hijos de Jacob fueron doce.

En el Libro de las Crónicas, donde se presenta la cronología de los Hijos de Israel, se explica a quién le fue cedido esos derechos de primogenitura en la familia de Israel:
(1 Cro. 5:1)  Y los hijos de Rubén, el primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como profanó la cama de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo de Israel; de modo que no está inscrito en la genealogía conforme a los derechos de primogenitura;

* Incontrolable, no tendrá preeminencia
Jacob describe a Rubén como “incontrolable como el agua” (heb. Pajaz c’Mayim, lit. hierve o bulle como el agua).  Rubén era un hombre que se dejaba llevar por las emociones, en lugar de guiarse por los principios. Alguien así no puede ser un buen líder.  Si no pudo contenerse de acostarse con la concubina de su padre, difícilmente lo haría en otras cosas.

No sólo Rubén perdió el liderazgo de Israel, sino también sus descendientes.  En toda la historia de la nación, nadie sobresalió de esa tribu.

La Biblia hace mención de unos descendientes que perdieron también el control y se rebelaron contra la autoridad: Datán, Abiram y On.  Ellos se unieron a Coré para rebelarse en contra de la autoridad espiritual de Moisés y Aarón (Num. 16:1-3).  La consecuencia de esa rebelión fue la muerte de muchos de la tribu de Rubén (Num. 16:31-34).

Al salir de Egipto, el censo indicaba que la tribu de Ruben contaba con 46,500 hombres (Num. 1:20).  Luego de los cuarenta años en el desierto, su población disminuyó, en lugar de aumentar.  El segundo censo contó 43,730 rubenitas (Num. 26:7). 

En la bendición final de Moisés, él oró en favor de la tribu de Rubén, diciendo:   
(Deu. 33:6)  Viva Rubén, y no muera, y no sean pocos sus hombres.

Jacob sabía que Rubén no había sido el mejor líder entre los hermanos.  Por eso no le convenía que él se quedara con la autoridad en la familia.  Tampoco sus descendientes fueron solidarios con las otras tribus.    Cuando los israelitas llegaron a la Tierra Prometida, la tribu de Rubén prefirió quedarse del otro lado del río Jordán, en lo que hoy en Jordania (Num. 32), acompañados de la tribu de Gad.  Ellos pidieron esto pensando en sus ganados, no en sus hijos (Num. 32:1-5).  Moisés los confrontó por pedir tal cosa, pero ellos insistieron prometiendo que sus guerreros pelearían en la conquista de la Tierra, y luego regresarían al lugar que habían escogido en el Valle del Jordán (Num. 32:16-19).

Esa misma decisión la tomó Lot, quien abandonó la Tierra Prometida en busca de “mejores pastos” (Gen. 13:10-13).  Sabemos las consecuencias negativas de la decisión de Lot, quien casi muere en Sodoma (Gen. 29).  A los descendientes de Rubén tampoco les fue tan bien, ya que al estar fuera de la Tierra Prometida, quedaban vulnerables a los ataques de los enemigos.

En el período de los jueces, los rubenitas volvieron a desentenderse de sus tribus hermanas cuando tuvieron necesidad.  Al principio, la tribu de Rubén prometió ayudarles, pero luego se desentendieron (Jue. 5:15-16).  Así como su antecesor, los rubenitas probaron ser “inestables”.

Un primogénito tan inestable y despreocupado por el bienestar de sus hermanos no merecía contar con la autoridad en la familia.  La primogenitura no sólo es un derecho, sino sobre todo es una responsabilidad, la cual Rubén no estaba preparado para asumir—ni él ni sus descendientes.


15 comentarios:

  1. Que buen estudio me sirvio de buenas luces hermanos

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  2. Precioso estudio para alguien tan inestable e inconstante, me sirve de mucho, gracias , bendiciones

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  3. Excelente estudio pides aclarar muchas cosas que no tenía muy claras.

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  4. Gracias por tan excelente estudio, esta muy entendible y me gustó mucho que nos proporcionan los versículos en orden seguidos por las explicaciones y algunas otras referencias tematicas. Bendiciones!!

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  5. Me ha sorprendido el comentario muchas gracias por la luz conque lo transmite gracias

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  6. muy buena información muchas gracias bendiciones

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  7. muy buena información muchas gracias bendiciones

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  8. Dios los Bendiga, por este estudio, que me ayudó mucho a mi estudio

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  9. Excelente estudio es de gran bendición

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